Si buscas concepto “afinidad” en la RAE encontrarás en sus acepciones conceptos como: “proximidad, semejanza”, “adecuación de opiniones y gustos”, etc.
Como aún no han terminado las navidades, Manolo y un servidor hemos decidido tomar una copichuela para celebrarlas y así aprovechar el rato para intercambiarnos la lotería que llevamos para el Niño, porque en la del veintidós nos ha tocado la pedrea y hemos vuelto a echar lo jugado. Seguro que al final nada de nada, pero en fin, que la ilusión nunca se pierda.
Alguna vez se engendraron sueños en las alcobas y se repartieron porciones de tarta en los cumpleaños.
¡Qué ingenuos! Ingenuos los que pensaban que iban a pedir perdón por haberse equivocado. Cuando se dijo que el Fiscal General del Estado había enviado correos, los que lo dijeron sabían a ciencia cierta que era falso. Era un bulo para desprestigiar a la Fiscalía General, y de paso al Gobierno de Pedro Sánchez. Aparece el informe de la Guardia Civil confirmando que no hay mensajes en el correo de la Fiscalía, y en lugar de pedir perdón, como algunos ingenuos exigían, tapan el bulo con otro bulo: Los mensajes del Correo de García Ortiz “han sido borrados”.
Para Mercedes Rodríguez Prieto, mi compañera del alma, porque hoy, cuando lleguen las dos de la tarde, cerrará su aula por última vez y pondrá fin a toda una vida dedicada a la enseñanza.
Una vez más le animo a comprarse algo de ropa, qué bien te sienta le digo y, desde el probador, ella me sonríe con su nueva camisa. Para corresponder quiere regalarme un libro. Elige, me dice. ¿Pero qué título?, ¿de qué genero?, me pregunto interiormente. Reviso las estanterías de la librería y me decanto por el primer volumen de memorias del escritor valenciano Rafael Chirbes. He leído algunos libros suyos bastante interesantes, pero veremos qué tal resultan los "Diarios, a ratos perdidos 1 y 2".
Parece que no. El presidente del Gobierno tiene la impresión de que se ha avanzado; y sobre todo, que ha sido mucho menos tensa de lo que se esperaba. Claro, es comprensible. Pedro Sánchez acostumbrado a las sesiones de control en el Congreso de los Diputados, ha debido sentirlo como un respiro. Bueno. Nos conformaremos con eso. La verdad es que hablar durante cinco horas, de manera civilizada, sin tener enfrente quien le llame “traidor y miserable”, ya es un avance. Yo diría, un pobre avance. No han llegado a ningún acuerdo sobre los cuatro grandes temas planteados, pero han quedado emplazados a seguir hablando, que no es poco.
En toda Europa, pero en especial en España, desde hace muchos años, algunos políticos, pensadores y analistas, vienen tratando de concienciar a la sociedad sobre la necesidad de una “Educación en Civismo y Democracia”. La razón es muy sencilla, y que toda inteligencia honesta puede detectar: una enorme desafección política, comportamientos y actitudes de indiferencia por los problemas de la colectividad, a parte de corrupción, intolerancia, violencia dialéctica, polarización, xenofobia o fundamentalismo; así como una falta de sensibilidad hacia los más vulnerables.
Tanto monta, monta tanto. En estos momentos, las derechas en España no se distinguen. El relato, el discurso y la estrategia son calco, una de otra. La impresión que tengo es que en los países de nuestro entorno, no es así. Existe una clara diferencia entre derecha y ultraderecha. Quizá porque son, han sido, diferentes desde su origen. En España los pertenecientes a la llamada ultraderecha, han estado integrados en el Partido Popular hasta hace un cuarto de hora.
Ni tengo la camisa negra como dice Juanes, ni me la rompo como cantaba Camarón. Pues menudo anda el patio para escoger entre los límites que propone la formalidad o la tristeza de un funeral frente a la alegría desbordada de una boda. Bastante tengo con procurar salir indemne de la aparente calma que me plantea la vorágine diaria. Porque, aunque quisiera, no soy capaz de vestir una camisa distinta cada día.
Sí. Eso es lo que me embarga, y lo que palpo a mi alrededor: “Una tremenda preocupación” ¿Hasta dónde va a llevarnos esa situación? Salgo a la calle, y apenas nos hemos saludado, inmediatamente, la pregunta: ¿Qué me dices? ¿Cómo está el patio político? Y dentro de la variedad en las opiniones, según los diferentes posicionamientos, -cosa lógica- hay una cuestión en la que, con mayor o menor intensidad, todos coinciden: la decepción de un Feijóo que llegó a la política nacional para situar al Partido Popular en el centro, en la moderación. Y mira donde está.
Sí. La propuesta alternativa del Partido Popular a los problemas que se van presentando, es el bloqueo. Los intereses de Europa, les importa un pimiento; los intereses de España ante retos de enorme trascendencia, nada; solo bloquear para hacerle daño a Pedro Sánchez. No sé si son conscientes, lo dudo, del daño que pueden hacerle a la Unión Europea en un momento crucial. La victoria de Trump en Estados Unidos amenaza seriamente la supervivencia de los principios fundamentales en los que se basó la creación de la Unión Europea.
Últimamente duermo poco y me desvelo con facilidad. Yo lo achaco a que no estoy demasiado cansado, o quizás sea otro síntoma más de la vejez que se avecina.
Sí, sí. Viva la democracia. En buena parte del mundo occidental tenemos la gran suerte de disfrutar de un sistema en el que nos gobierna quien nosotros elegimos. No nos gobierna el que se ha hecho con el poder poniendo los tanques en la calle a punta de pistola. Tenemos que ser conscientes de esta realidad y trabajar por conservarla, y que nadie nos la arrebate. Somos los responsables de elegir quien nos gobierna. Es una responsabilidad que debemos tomárnosla muy en serio. Poner una papeleta en una urna no es echar la papeleta en una tómbola. De nuestra decisión depende nuestro futuro y el de mucha gente.
El contraste de dos visiones, hoy, terminando el primer cuarto del siglo XXI, es lo que más me impresionó el pasado viernes día 25: El acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias, y una conferencia en el CEU de Madrid, por Cayetana Álvarez de Toledo. Los dos acontecimientos son suficientes para pensar, y sacar conclusiones. Pero si los presencias juntos, uno detrás del otro, el contraste es escalofriante, es aleccionador. Seguro que las conclusiones serán diferentes, según de donde vengan, pero el contraste está ahí.