A 6 kilómetros aproximadamente de Valdepeñas, en la carretera dirección a La Solana, en la parte izquierda de esta vía, se encuentra el llamado Camino de la Virgen, que confronta con la otra parte de El peral y a una distancia aproximada de 1000 metros hacia el interior, podemos encontrar la Casa-Capilla de la antigua Virgen de Consolación de El Peral.
Una de las muchas aportaciones que hizo en su día Eusebio Vasco fue reunir una gran cantidad de cantares populares para que se pudieran recordar con posterioridad. Publicados en forma de libro, pero también en distintos periódicos (como Vida manchega), han servido y sirven para comprobar qué se cantaba entonces, cuáles de esos cantares han perdurado hasta hoy en día y qué se decía en ellos.
Aunque sea una cuestión que a mí, personalmente, no termina de convencerme, mucha gente habla de Valdepeñas con carácter de pueblo pasajero. Los propios vecinos ya asumían esta condición en el XVI, puesto que en varios documentos históricos se comenta que la zona, debido a su especial ubicación geográfica, era lugar de paso. Los estudios llevados a cabo sobre las ocupaciones laborales de los valdepeñeros suelen ofrecer, además de las faenas propias del campo, cifras elevadas en lo tocante a trajineros y comerciantes, lo que habla a las claras del dinamismo del transporte en nuestra ciudad gracias a su posición en el camino de Madrid a Andalucía.
San Lorenzo fue desde el siglo XIV Patrón de Valdepeñas, motivado por la epidemia de la peste negra que surgió en esta fecha, en la que los valdepeñeros se encomendaron al Santo y se salvaron muchas vidas y a la vez se consiguió frenar de raíz esta plaga. Desde entonces y hasta principios del siglo XVIII fue el santo Patrón de la ciudad, hasta que se impuso el relevo de este título en el de la Virgen de Consolación de Aberturas, debido a la devoción que el pueblo tenía en ella.
En esta nueva entrega de la recuperación que estamos haciendo de los artículos de la edición de El Eco de Valdepeñas del siglo XIX os dejamos con varias cosas. Por un lado, varios anuncios de la época de Vicente Monllor en los que llama la atención la forma que había de hacerlos tan distinta a la actual.
En 1885 veía la luz el primer periódico valdepeñero, una publicación que no duraría mucho y que, a pesar de sus buenas intenciones, no resistió la falta de suscriptores. Se le puso por nombre El Eco de Valdepeñas, y estuvo dirigido sobre todo a los lectores locales, que tenían así un modo de ir conociendo aquellas noticias que se producían en la ya próspera localidad manchega.
'El Eco de Valdepeñas' nos contaba un 26 de noviembre del año 1885 que la cosecha de uva de aquella campaña había sido escasa en la localidad, algo que si preocupa hoy en día, mucho más preocupaba a finales del siglo XIX.