Cuidado con los engaños. Lo que ha pasado en Torre Pacheco (Murcia), y lo que está pasando, lo que acaba de pasar, en Jumilla (Murcia), no es “Preservar los valores y las manifestaciones tradicionales propias de nuestra identidad cultural” No. No nos dejemos engañar. Es un intento en toda regla de sembrar odio al diferente, de rechazar todo aquello que no comulga con nuestra manera de pensar. Se trata de llevar hasta sus últimas consecuencias aquello de que “estás conmigo o contra mí”. Es la falta de respeto al diferente. Y sin respeto al diferente no hay, no habrá nunca, convivencia en paz. Las sociedades modernas avanzadas se fundamentan en el respeto a la ley, y en el respeto al diferente.
“Nuestra identidad cultural”. Pero ¿qué es esto? La identidad cultural de un colectivo no es lo que piensan unos pocos, que quieren imponérselo a todos. “Nuestra identidad cultural” se ha ido conformando con el ensamblaje de muchas culturas. Desde los iberos y los celtas, los fenicios, los cartagineses, los romanos, los visigodos, los árabes; y miles y miles de personas que se han ido acomodando.
Esa es nuestra identidad cultural, esa es nuestra realidad. La grandeza de la sociedad española es que ha sabido recibir a quien ha llegado. Es cierto, que a veces, con el desagrado de algunos. Pero la realidad es que estuvieron y están. ¿Y ahora? Ahora no podemos subsistir sin los inmigrantes. Han contribuido a la mejora de la actividad laboral, -con el abuso de algunos-; han contribuido eficazmente al, admirado por todos, crecimiento económico, y los vamos a necesitar si queremos que no se nos derrumbe el equilibrio demográfico.
“Son un peligro para la seguridad” Falso. En España tenemos un código penal que se le aplica a todo el mundo; si son negros de Tanzania, o moros de Marruecos, o blancos de Alcorcón. Y en referencia a su religión, sus costumbres, su cultura, su lengua, respeto total. Respeto, y facilitarles que se realicen. Es la esencia de la convivencia que se fundamenta en los derechos humanos. Los españoles nos hemos caracterizado siempre por ser ciudadanos del mundo, acogedores, e inclusivos. No sobran los diferentes; sobran los que no toleran al diferente. Utilizar a seres humanos como arma, políticamente arrojadiza, es una indecencia intolerable que atenta contra “nuestra identidad cultural”.
Julio García-Casarrubios Sainz