Después de oír la intervención de urgencia de Alberto Núñez Feijóo desde la Sede de Génova, veo un resumen del último libro de José Luis Rodríguez Zapatero “Solución pacífica”. Solo puedo opinar sobre lo que es simplemente una recensión de un libro. Pero creo que es suficiente; y sobre todo conociendo a los dos personajes. Suficiente para afirmar que no es problema de derecha o izquierda. Es problema de visión social y política a muy diferentes niveles. Es el enfrentamiento de una mirada simple y entre márgenes muy estrechos, contra una mirada amplia y proyectada al futuro.
Zapatero presenta, -según el resumen-, un análisis de la encrucijada en la que nos han metido algunos, y que no se presenta nada halagüeña, acompañado de vías de solución a través del diálogo, el acercamiento, y una convivencia pacífica. Todo lo contrario, a una visión estrecha, y movida por intereses espurios, que solo pretenden sacar el cuello, mostrándose deseoso de “quítate tú, para que me ponga yo”. Repito, y repetiré hasta a la saciedad, que no es problema de diferentes visiones y diferentes propuestas. No. Es diferencia de margen, y visión política.
La posición de Feijóo, no solo adolece de grandeza política, sino que, ni siquiera aportan nada nuevo en la historia de España. Es la posición del inmovilismo, es la posición de los que les molesta que la sociedad, en este caso España, avance hacia mejoras de todo tipo. Nada ha cambiado. Se derribó la República porque a ciertos sectores les asustó la avalancha de derechos y libertades que se anunciaron. Cometieron muchos errores, sí. Errores que nunca se debieron cometer; pero se cometieron y la sociedad se vio privada de esos avances.
Sí. Solo es el “quítate tu para que me ponga yo”. Lo que ocurre es que se presenta con la justificación de errores que se están cometiendo. Que son ciertos; que no se deberían haber cometido. Pero no nos engañemos. La verdadera motivación no son esos errores, porque Feijóo no puede presumir de una mejor tarjeta de presentación. La verdadera motivación es contentar a los sectores inmovilistas, y hacerse con el poder. La última palabra la tiene la sociedad. ¿Tendrá la capacidad de discernimiento sobre lo que nos estamos jugando? La sociedad actual tiene una preparación muy distinta a la de otras ocasiones. Pero no nos fiemos.
Julio García-Casarrubios Sainz