No se trata de ninguna ocurrencia. No es algo que le surgiese de forma espontánea, el otro día, a Feijóo. No. Es una maniobra política muy bien diseñada desde hace muchos años. Es una operación de márquetin, una obra creada por “algún experto” en imagen y propaganda, cuyo nombre no quiero señalar. Se puso en marcha en los años noventa, con el “Váyase Sr. González”. Ni siquiera es una frase para vender un producto en un momento dado. Tiene un profundo sentido ideológico y estratégico. Está pensada para dirigirla a quien se le considera no legitimado para gobernar.
Pero pronunciada ahora, más de treinta años después de idearse, revela una vuelta al pasado; un volver a la estrategia destructiva que se organizó para echar a Felipe González del poder. Volver a oírla con otro presidente socialista en el poder, pone de manifiesto, una clara intención de desestabilizar el poder legítimamente establecido, en lugar de explicar un programa alternativo; un programa de gobierno que mejore la política actual; un programa destinado a mejorar la vida de los ciudadanos. Pone de manifiesto que no hay alternativa, que no se está preparado para gobernar.
Qué pena, Sr. Feijóo: Vd. que vino a centrar el partido; a introducir la moderación; a hacer de la derecha el partido que todos los españoles esperamos. España necesita, más que respirar, una derecha liberal, conservadora y democristiana, como cualquier derecha en Europa. Una derecha que, en lugar de decir “váyase”, defienda sus postulados; defienda con argumentos sólidos que la economía liberal es mejor; defienda que lo privado es mejor que lo público; defienda su posición respecto a la relación empresa-trabajador; presente lo que Vd. entiende por una España mejor. Debatiendo con argumentos, con respeto, con tolerancia. España se lo agradecerá.
Pero no le echemos toda la culpa a la derecha. La estrategia que hemos visualizado en el Congreso de los Diputados, del “y tú más”, la entiendo, después de oír lo que se oye, pero no soluciona nada. No mejora la crispación, ni la convivencia que debe reinar, para que todo marche por los derroteros deseables. A la izquierda le falta una pedagogía serena, una actuación decidida, y una unidad sin pinzas con la derecha. Y a todos, izquierdas y derechas, recordarles que la política es ideología y actitud; lo contrario es antipolítica.