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No se trata de una falsa alarma, como dice el cuento. No. Es una realidad. El lobo ha venido; está entre nosotros dispuesto a devorar todo lo que pille por delante. Con la careta de Trump o Milei, o de otros, bastantes; más de lo deseable. Ha venido a devolvernos a tiempos que creímos ya superados. Ha venido, como siempre, a imponer una ideología exclusivista: “O la compartes o eres malo” Una ideología que habla de negar el progreso, de negar la convivencia, de negar el diálogo. Y avanza con el estandarte del supremacismo y la estrategia del populismo.
No existen los adversarios, son enemigos a echar a patadas. No les importa, nada, ni siquiera la mujer del presidente. Solo les interesa derrocar a quien no es como ellos. Solo pretenden alcanzar el poder para dominarlo todo: dinero, valores, instituciones. Ahora es la mujer del presidente, y mañana será otra cosa, da igual. Lo importante es hacer ruido, crear crispación, polarizar la sociedad, mostrar el mundo como algo irrespirable, para llegar a la conclusión: “de que ellos o la nada”. Se inventan los problemas para luego presentarse como los únicos salvadores. Y así van consiguiendo adeptos de forma preocupante; cada día más.
Desaparece el debate, la discusión, y por ende la convivencia. No se discute si progresar o conservar; ya no hay debate sobre izquierda o derecha; no se habla de lo público o lo privado; ni mucho menos se habla de sanidad, educación, dependencia, avances sociales; no se habla de las distintas fórmulas para hacer frente a la economía. No. Todo se centra en lo malos que son los que no piensan igual. El pensamiento único, que tanto daño ha hecho a lo largo de la historia. Alcanzar el poder sin aceptar que hay otras formas de pensar y de obrar.
¿Pedro Sánchez es el mejor político en el orbe mundial? No. Tiene virtudes y defectos, aciertos y errores, como todo el mundo. ¿Hay que criticarle sus errores? Por supuesto. Pero lo que es inadmisible es que no se le reconozca la legitimidad de gobernar. Lo que es impresentable es que se le diga a todo que no, y no haya una sola propuesta alternativa. Lo que es inadmisible es que sufra una persecución política y personal insoportable. Y todo porque el lobo del populismo ha llegado; porque siempre ha habido, hay y habrá quienes pretenden imponerse a cualquier precio, como objetivo único y supremo. El lobo está aquí, ha venido.
Julio García-Casarrubios Sainz
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