La política consiste en detectar y solucionar las necesidades de los ciudadanos, sobre todo de los más débiles. Será, pues, buen político el que mejor detecte y busque las soluciones más apropiadas. Eso es en teoría; porque en la práctica, buen político es el que marca el relato; es el que tiene la habilidad de conseguir que pensemos, que hablemos, de esto y no de lo otro. Son los políticos que se han marcado como meta, que pensemos y hablemos de lo que ellos quieran. Y vaya si lo consiguen.
Ahora toca hablar de la amnistía. Pues ala, a hablar de la amnistía. Ya no se habla de otra cosa. No existen las pensiones, los salarios, los impuestos, la financiación, la pobreza, la igualdad, el cambio climático, la inmigración. No hay nada. Amnistía por la mañana, por la tarde, y por la noche; a todas horas; que hasta soñemos con la amnistía. Y es más: no se conforman, en esa construcción del relato, con que solo se hable de la amnistía; tenemos que hablar de la amnistía desde el punto de vista que a ellos les interesa; tenemos que fijarnos solo en los aspectos que les conviene: que rompe España, que humilla a los españoles, que es un ataque a la democracia, que va contra la Constitución, que es peor que el golpe de Estado del 23-F.
No se habla de las distintas y muy variadas amnistías que se han producido en España o en otros países. La Transición que se construyó a partir de 1975, y que se culminó con la aprobación de la Constitución en 1978, se sustentó sobre una gran amnistía. Todo el proceso no hubiese sido posible sin esa amnistía. Y después se han sucedido numerosas amnistías; todas de muy distinto calado político y económico; todas, según sus promotores, por el bien de España. Todas, menos si la propone Pedro Sánchez, claro, que entonces es para la destrucción de España.
Pedro Sánchez, se levanta una mañana y se pregunta: ¿Cómo voy a romper España hoy? Pues sí; ya está; con una amnistía. Para perdonar a los que dañan España; para hundir el prestigio de nuestro país; para ocasionar desigualdad entre los españoles buenos y malos. A los constructores de ese relato le preguntaría: ¿Saben los condicionantes de esta amnistía, las repercusiones, a quienes les va a afectar? Va; eso no importa. Solo vale que va a romper España. Pues bien yo les digo que ni les interesa la política, ni la amnistía, ni los problemas de los españoles, ni siquiera el futuro de Puigdemont. Solo piensan en que se vaya el Sr. Sánchez.
Julio García-Casarrubios Sainz