viernes, 19 de abril de 2024, 09:41

Es muy peligroso

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La estrategia de una oposición que solo piensa en derribar al gobierno es muy peligrosa. La prueba está en la crisis institucional en que ha derivado esa estrategia. Se ha producido un choque entre dos poderes del Estado. Y esa situación, en un Estado basado en la separación de poderes, es tremendamente grave; puede tener consecuencias imprevisibles, no deseadas. Se puede hacer una oposición muy dura; se puede hacer una oposición que no compartamos; es lícito establecer estrategias a criterio de cada partido. Pero esto no. Esto es pasarse.


Lo que ha ocurrido es que un partido ha intentado, viene intentando desde hace tiempo, controlar uno de los poderes del Estado para que se enfrente a otro poder. Para obtener de un poder lo que no ha conseguido en buena lid en el otro poder. ¿Es exagerada mi posición? Lamentablemente creo que no. Ya me gustaría a mí no tener razón. Lo exagerado, lo insólito, es que se haya producido. Lo tremendo es que haya mentes capaces de diseñar una estrategia tan peligrosa para una democracia, afortunadamente muy consolidada. Es jugar con fuego.


Y, lo esperpéntico, es que el líder del partido que ha diseñado, que viene diseñando desde hace tiempo, esta estrategia, acuse a los demás de atentar contra la democracia. Es tan paradójico como aquel que da una bofetada y al tiempo pone una denuncia porque le han abofeteado. Así de cínico. Se puede no estar de acuerdo con el presidente del Gobierno; todo es discutible; se pueden debatir sobre los salarios; se puede discutir la política exterior de España; se puede discrepar con la política territorial. El camino en democracia es presentar una propuesta ante el poder legislativo, debatirla, votarla y acatarla. No hay otro camino más legítimo.


Buscar el apoyo en otro poder distinto al legislativo para obtener los objetivos deseados, provocando votaciones, que deseamos no tengan consecuencias mayores, es algo incompatible con la democracia; es algo que no habíamos visto nunca. Es como aquel que roba una bicicleta, y el ladrón forma parte del jurado que decide si sancionarlo o no. El jurado sería el responsable; pero quien lo ha llevado a ese jurado está en el origen de la historia. Espero, que a partir ahora surjan mentes con el nivel suficiente para reconducir el desaguisado y no vayamos a más.