viernes, 26 de abril de 2024, 00:27

Armas y comida

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Putin




Las acciones políticas están siempre basadas en principios ideológicos. Y no es malo. Las ideologías deben impregnar toda acción política. Así ha sido, y así deberá seguir siendo. El problema es que la ideología no puede ser la excusa para imponer medidas que nos aparten de la realidad. Ideología, sí; pero sin dejar en el olvido el pragmatismo que haga de la acción política la resolución de los problemas que afectan a la sociedad, que busque el interés general.


Con ocasión de la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, se ha puesto de manifiesto esta dicotomía: “Ideología o pragmatismo” “Armas o comida” “Defensa o bienestar social”. Si hay debate serio y honesto, podríamos llegar a fórmulas que compaginen ambos aspectos de conflicto global que se ha planteado como reacción a la Guerra de Ucrania. Como va a hacer frente la OTAN a la locura intolerable en la que se ha embarcado Putin, y nos ha embarcado a todos. Porque esto tiene toda la magnitud de conflicto global, de una estrategia que busca un nuevo orden de poder.


El mundo occidental no puede situarse en la ingenuidad, no seamos ilusos. Ante un ataque brutal que busca invertir el orden mundial, no cabe mirar para otro lado, no cabe posiciones que conduzcan a poner la otra mejilla. No podemos obviar la realidad. Hay que defenderse. Y para defenderse de los bombardeos, de los misiles, y de la destrucción hacen falta armas. Ojalá y no hicieran falta. Los que por motivos ideológicos, de mi más absoluto respeto, se niegan a defenderse con armas, están situados a un palmo del iluso, del buenismo poco realista.


Pero hay que escucharlos; no basta con decirles: No tenéis razón. Sí, la tienen. El orden mundial hay que defenderlos con las armas, pero sin olvidar que la pieza fundamental de un orden nuevo mundial más justo, es el hambre, es el desarrollo, es el bienestar social, es la lucha contra las desigualdades. En mi comunidad, yo puedo defenderla a tortazo limpio, de las barbaridades del 4º, pero sin abandonar las necesidades imprescindibles para que la comunidad mejore sus condiciones de vida, mejore la convivencia entre todos. Defendámonos del maltratador, pero no abandonemos a los que sufren marginación. Armas y comida.




Julio García-Casarrubios Sainz

http://juliocasarrubios.blogspot.com