Hace tan sólo un año que nació Hey Cookies. Un proyecto que ha tenido una progresión brutal. Todo partió del sueño de Carol del Castillo y Sergio Martínez, una pareja que quería hacer algo conjuntamente. Grandes viajeros, fue precisamente al otro lado del charco donde se les ocurrió elaborar galletas al estilo New York. Después de muchas pruebas, empezaron a vender cookies por Instagram, luego a través de su web y, finalmente, desde el 24 de diciembre del año pasado, abrieron su primera tienda física en Valdepeñas. Actualmente sus Hey Cookies llegan a toda España a través de la venta on line y tienen casi un club de fans. Con ellos hemos hablado en esta entrevista.
¿Cómo nació este proyecto?
Carol: El proyecto nació hace un año. Yo soy médico y en Venezuela, por la situación del país, tenía que buscarme un plan B para sobrevivir. Siempre me ha gustado la repostería y había trabajado allí en un restaurante. Y cuando vine a España mi intención era siempre tener algo fuera de la Medicina, en lo que yo me sintiera cómoda y, si además me daba dinero, mejor. Hace cinco años que conocí a Sergio, que es arquitecto, y siempre teníamos el sueño de hacer algo juntos más allá de nuestras carreras. Nos gusta mucho viajar y, mirando distintas opciones, nos dimos cuenta que las galletas New York estaban teniendo un buen repunte en el extranjero. Hace varios años en España no había tanto boom de esto. Así que empezamos con el negocio vía Instagram y en diciembre del año pasado nos atrevimos a abrir nuestra tienda en Valdepeñas.
Sergio: Aunque soy arquitecto, de forma muy natural me fui enamorando del mundo del marketing y el branding. Es algo que me apasiona, me divierte y disfruto mucho. Y el aplicarlo en nuestro propio proyecto es una gozada. Carol me planteó su idea y tardé nada en apoyar su decisión. Nos encargamos de crear la marca y estuvimos durante meses haciendo pruebas de las galletas intentando que no fuera cosa del azar, sino de hacer la mejor galleta posible. Y empezamos haciéndolas desde el horno de nuestra casa y las repartíamos nosotros mismos. Lo que en ese momento nos parecía difícil, ahora lo vemos como una anécdota. La progresión que hemos tenido en todos estos meses se traduce en mucho orgullo.
¿Cómo fue la acogida cuando vendíais las galletas por Instagram?
S: Empezamos por Instagram, luego pasamos a la web, que fue una declaración de intenciones para que la gente viera que eso era el inicio. Y la acogida fue muy buena desde el principio.
¿Qué es Hey Cookies?
C: Hey Cookies es nuestra pasión. Nosotros no tenemos hijos y Hey Cookies es como si fuera nuestro hijo. Llegar a este local y ver lo que hemos crecido nos llena de orgullo. Hay que pensar en qué quieres emplear tu tiempo, qué es lo que te hace feliz. Hey Cookies es parte de nuestro sueño en cuatro paredes.
S: Carol hace muchas guardias por su trabajo y antes de Hey Cookies siempre llegaba muerta. Pero cuando empezamos con el proyecto, salía de las guardias pero tenía una ilusión brutal. Es una batalla constante, mucho trabajo pero es muy satisfactorio.
¿Qué balance podéis hacer desde que abrísteis la tienda?
C: Es un trabajo que se ha multiplicado mucho más del 100%. Nuestro tiempo se reduce a estar aquí todos los días. Pero es algo nuestro. Cada azulejo de la tienda lo hemos puesto nosotros con nuestras propias manos. Entonces, a pesar de que se ha incrementado el trabajo, la satisfacción también lo ha hecho. Y eso nos hace muy felices.
S: Teníamos la idea de lo que queríamos hacer porque habíamos viajado a Nueva York, a Miami, estuvimos probando muchas galletas y visitando muchos locales. Intentamos traer la experiencia de Nueva York. De hecho, los azulejos son tipo metro y los grafittis como si estuvieran en una calle de Nueva York pero con nuestras frases. Queríamos que la gente cuando llegara aquí se sintiera en otro lugar.
C: No queríamos que fuera la típica cafetería. Queríamos hacer algo distinto y que cuando la gente pase, se sorprenda de que esto está en Valdepeñas.
S: Además, me gustaría destacar que en este tiempo colaboramos con el proyecto de un grupo de alumnos del módulo de Marketing y Comercio del IES Gregorio Prieto, que consistió en una filial nuestra. Y del grado superior tuvimos a Edurne, una alumna que estuvo con nosotros de prácticas y quedamos encantados con ella. Aparte de eso, hemos presentado nuestro proyecto a la EOI, en Ciudad Real, como modelo de negocio.
Las protagonistas son las cookies. ¿Cómo son?
C: Son cookies estilo Nueva York. Nacieron hace más de veinte años en Levain Bakery, que nosotros hemos visitado en varias ocasiones. Es una cookie grande, de unos 150 gramos, con relleno contundente, muy dulce, muy crocante por fuera, muy húmeda por dentro y de distintos sabores. En nuestra tienda tenemos de Kinder, Red Velvet, pistacho, Ferrero, y mensualmente vamos innovando con sabores que vamos introduciendo en nuestra carta. Hay cuatro sabores que se quedan fijos y otras cuatro que van cambiando.
¿Cómo se os ocurren los distintos sabores?
S: Siempre estamos investigando y mirando sabores que salen en Nueva York o aquí en España. Viajar nos permite tener conexión con lo que ocurre fuera y poder hacer una traslación muy directa. Además, también intentamos hacer galletas con sabores típicos de aquí como la torrija, por lo que hicimos una Cookie Torrija.
C: Lo bueno es que somos muy creativos. Pero también tenemos mucha ayuda de la gente, que nos proponen muchas ideas. Nos piden que hagamos cookies de sabores que a ellos les gustaría comer. Y eso es de agradecer.
S: Sí, la gente nos apoya mucho en todos los sentidos y nos ayuda. Nuestra idea es no quedarnos solamente con este primer local sino llegar a más sitios. Y on line por ejemplo vendemos cookies a toda España. Ahora mismo estamos preparando un pedido que va a Galicia. Es un orgullo. Por otro lado, tengo que decir también que aparte de tener la mejor compañera de vida, tengo una socia que es la mejor en todo, como pareja y como empresaria. No puedo hablar de Hey Cookies sin emocionarme.
Cuando vendíais por Instagram hacíais unas diez cookies a la semana. ¿Cuántas pueden salir ahora de aquí?
C: Más de 500 galletas a la semana.
¿Y qué otros productos puede encontrar la clientela en Hey Cookies?
S: Ante todo nos preocupamos por tener productos e ingredientes de calidad. Tenemos café 100% arábica, tés de especialidad, iced latte, helados que también hacemos nosotros para acompañar las cookies... Y seguimos aprendiendo. Abrimos el 24 de diciembre pero tenemos la misma ilusión que el primer día y menos miedos.
¿Dónde os pueden encontrar?
S: Estamos en calle Bernardo de Balbuena, 50, en la página web, www.heycookies.es donde hacemos envíos en 24 ó 48 horas, en Instagram, que es donde colgamos todas las novedades porque solemos lanzar galletas que tienen una duración limitada, los drops.
¿Queréis añadir algo más?
C: Queremos dar las gracias a nuestras familias. Este local era un estanco y tuvimos que hacer una gran obra y nuestros padres y nuestros hermanos nos ayudaron porque todo lo hicimos nosotros. Nos ayudaron a plasmar la idea que teníamos de Hey Cookies, desde los grafittis a cada azulejo o el techo. Nunca nos hemos sentido solos. Y es bonito cuando te das cuenta de que las personas creen y confían en ti. Tienen fe en ti, desde nuestros amigos hasta la primera persona que nos compró una galleta por Instagram sin saber quiénes éramos y se la comían. Y estamos muy orgullosos de que a través nuestra se haya podido generar empleo. Mis padres trabajan con nosotros y tenemos mucho que agradecerles. La edad no es un inconveniente. Cuando tienes ganas de hacer algo, lo haces. Mi padre tiene 70 años y está con nosotros en la tienda, se aprende los nombres de las galletas, las ofrece a la clientela, al igual que mi madre, que está en la cocina horneando. Que tengan esa fe en ti, habla de que tú estás haciendo algo muy bien y no puedes parar, hay que seguir hasta el máximo.
S: Y tenemos muchas anécdotas en este tiempo. Por ejemplo, la de María, que fue mamá el Día de la Madre. Una de las médicas que la atendió es nuestra amiga y cuando María se despertó de la anestesia, lo primero que dijo fue que quería una Hey Cookie. Nuestra amiga nos hizo llegar el mensaje y le envíamos una galleta en su honor, que era la del Día de la Madre. Anécdotas como esa tenemos muchas y se nos pone hasta el vello de punta porque te das cuenta de que un dulce es una pieza de cariño que se da a la gente. Y eso es muy bonito.