El nuevo vial que une la Calle Bataneros con la Avenida Primero de Julio, a la altura de correos, ya está asfaltado y alicatado impecablemente, hasta los dientes. El espacio añadido que linda con el colegio, igual: un asfalto inmaculado y reluciente hace gala de su negrura bajo un sol abrasador de una canícula prematura y dura, durísima.
Va a ser cierto el dicho de que un pueblo tiene lo que se merece y en Valdepeñas, tras merecer la pérdida de arbolado durante décadas, hasta dejar las calles, en otro tiempo frondosas de olmos, álamos, plátanos de sombra y acacias, hechas un pelagartal, donde hasta los lagartos necesitan cantimplora.
Pero merecemos un pelagartal más, el que nos brinda de nuevo los políticos y sus técnicos con este solar negrísimo como sobaco de tordo y caliente, muy caliente en su negrura, tan negra como el porvenir de este pueblo, de seguir así.
Hace meses que se aprobó el Plan de Renaturalización Urbana de Valdepeñas, una herramienta técnica que pretende revertir la falta de arbolado y zonas verdes en el pueblo, una herramienta que pagamos todos los valdepeñeros con el propósito de que se cumpla para que las cosas cambien, porque necesitamos sobra y arbolado.
Nos preguntamos seriamente desde Ecologistas en Acción Valdepeñas, si el mencionado Plan de Renaturalización se tiene en cuenta a la hora de diseñar planificar y acometer las obras en nuestras calles. En este caso está claro que no, y no nos digan lo que nos han venido diciendo durante meses, cuando hemos asomado la cabeza en la oficina del nuevo Concejal de Medioambiente: “Es que ese proyecto es anterior al Plan de Renaturalizacion”. Hablar con Obras Publicas para que le concedan unos cuantos alcornoques en un proyecto totalmente desprovisto de ellos, no creo que sea gran reto, Sr Concejal de Medioambiente pero los caminos del Ayuntamiento de Valdepeñas son inescrutables y misteriosos, de eso si que damos fe.
En cualquier caso, desconfiamos de que el bien anunciado Plan de Restauración sea tenido en cuenta alguna vez y sirva para algo más que para que el Ayuntamiento de Valdepenas, se lave la cara de verde. Basta hacer cálculo de las decenas de alcorque vacíos que encontramos por doquier, sin que llegue la fecha de replantarlos, a pesar de los meses transcurridos desde que existe el plan de renaturalización. Se podría argumentar que ahora no son fechas para plantar árboles, cierto, pero es que tampoco se desadoquinan los alcorques de muchos de los desafortunados ejemplares, que han tenido en desgracia el ser plantados en este pueblo y que agonizan asfixiados porque ni el agua puede penetrar en sus raíces, ya que están adoquinadas.
En fin, decimos aburridos este colectivo, cada pueblo tiene lo que se merece, es cierto y en este pueblo en la Mancha, tan peculiar que cuenta con el que probablemente sea el único osario elevado de toda la península, también tenemos la peculiaridad de construir nuevas calles en las que el mundo vegetal no tiene cabida, vamos lo que se dice estar en consonancia con los tiempos.