Bonsaival muestra una selección de variedades y estilos de bonsáis en una exposición en El Peral
Cultivar un bonsái es todo un arte. Algo que saben bien en la Asociación de Bonsáis de Valdepeñas (Bonsaival) y que este fin de semana han tenido la oportunidad de mostrar en forma de exposición y de taller que se han celebrado en el paraje de El Peral. Una iniciativa organizada por la asociación de vecinos del Peral, Aguas y Entorno y que está encuadrada en la Semana del Medio Ambiente del Ayuntamiento de Valdepeñas, tal y como ha señalado Miguel de Haro, miembro de la asociación vecinal.
Una exposición que se ha podido ver durante el sábado y el domingo y que ha mostrado las distintas variedades de bonsáis, como la recreación de un bosque, árboles con la corteza retorcida, árboles autóctonos como el olivo, la higuera, el espino o el álamo, especies de Japón o frutales, así como los distintos estilos que existen, como el barrido por el viento, el inclinado, la cascada o la semicascada.
Todos los bonsáis han sido aportados por los socios de Bonsaival, una asociación no muy numerosa, ya que, aunque hay afición en Valdepeñas, son pocos los que se dedican a este arte, como ha apuntado su presidente, Francisco Rodríguez. "Hay quien tiene un bonsái, pero de los que tienen diez o más hay pocos; algunas se asocian, pero hay muchos que son autodidactas y van por libre", ha señalado.
Y es que para cultivar un bonsái hay que dedicarle tiempo, atención y también dinero. Y es que hay árboles que son muy costosos, como los japoneses, "cuyo dueño dice que se podría comprar un coche de segunda mano con lo que vale, y otros son costosos de hacer porque el diseño de un árbol se puede comenzar con la materia de un vivero, se poda, se alambra, se modifica su estructura, y ese es el principio, una de las formas de hacerlo".
Pero para que podamos vislumbrar un bonsái desde que comenzamos con su cultivo han de transcurrir unos cinco años. Y en ese tiempo hay que darle el cuidado que necesita cuando lo necesita. "Ese es el secreto", como apuntan desde Bonsaival. "Riego cuando lo necesita el sustrato seco porque hay algunos que evaporan más y otros menos; poda para ir dándole forma, abonado equilibrado y abono específico para los frutales para que salga su flor y su fruto, y en los veranos tan calurosos, sombreado, porque si no, con el calor que hace en Valdepeñas, se secan, y estar muy pendientes porque si hay dos días que no se riega, se muere el árbol", ha explicado Rodríguez.
Todo eso es lo que se tratado en el taller celebrado el domingo y al que han asistido quince personas, que han podido conocer de cerca este arte milenario.
