La Asociación de Familias de Acogida de Castilla-La Mancha (ASOFACAM) ha mostrado este viernes en pleno centro de Valdepeñas, a través de una performance de la Escuela de Danza Marta Serrano, la dura realidad que viven miles de niños, niñas y adolescentes en España que, por distintas circunstancias, son obligados a separarse de sus familias biológicas para vivir en hogares residenciales y centros de menores, con las consecuencias que ello conlleva en sus trayectorias vitales.
De ahí, el importante papel que juegan las familias de acogida, que abren sus hogares a estos menores para ofrecerles entornos afectuosos y seguros para vivir.
Es lo que ha transmitido Milagros Sánchez, trabajadora social de ASOFACAM, quien ha destacado que en la provincia de Ciudad Real había, a 31 de diciembre de 2024, 90 niños, niñas y adolescentes viviendo en centros de menores, de los que más de 500 que hay en toda Castilla-La Mancha. Pero ha apuntado un dato positivo. Y es que la provincia de Ciudad Real es la que más familias de acogida tiene, un total de 128.
De esta forma, el objetivo de ASOFACAM es promover el acogimiento familiar para lograr que esos 90 menores puedan abandonar los centros de menores y crecer en un entorno familiar con todos los valores que ello conlleva.
Una fórmula, la del acogimiento familiar, que pasa por ser una medida de protección temporal y nada tiene que ver con la adopción a nivel jurídico y legal. "Cuando hay una retirada de menores de sus familias van a acogimiento familiar como medida prioritaria, a los centros de menores, donde las familias de acogida pueden tenerlos en sus hogares durante un tiempo limitado; después de un proceso de intervención y trabajo con su familia biológica, los menores pueden retornar con ellos", según ha explicado Sánchez.
Pero ¿qué requisitos tienen que tener las familias de acogida? Según señala la trabajadora social de ASOFACAM, "lo principal para acoger es querer, no hay que ser un héroe, sino que hay que abrirse a otras realidades porque hay que tener en cuenta que son niños que han sufrido trastornos, maltratos, trastornos del apego, trauma complejo, así que lo primero es querer". Y después de tener esto claro, lo siguiente sería recibir una formación y ser valorado positivamente, tener una estabilidad y garantizar que ese niño va a crecer en un entorno afectuoso, que es lo primordial para el menor.
En este sentido, existen distintas modalidades de acogimiento. Por un lado, el acogimiento en familia extensa, que se produce cuando la familia de acogida son parientes del menor. Por otro lado, la familia ajena no tiene lazos biológicos con el menor. Además, existen acogidas de urgencia que tienen una duración máxima de seis meses; la acogida temporal, que dura hasta dos años; y la acogida permanente, donde los menores pueden llegar a cumplir la mayoría de edad con la familia de acogida.