Y de pronto todo se hizo calma. Llevábamos preparando el escenario desde las once de la mañana, los escalones entarimados ya los habían colocado María José y José la noche anterior, quedaba la balaustrada de seguridad, poner las sillas, las botellas de agua y comenzar el cableado para sonorizar el concierto.
Un momento de respiro para comer y, a las cinco, de nuevo allí: prueba de sonido y ensayo con Antonio, recién llegado de Priego --los chicos de la Javal-on lo harían un poco más tarde, a las seis, para darnos tiempo a nosotros de conjuntar.
Tras los ajustes pertinentes todo comenzó a precipitarse. Llegó Máximo, Belén se hizo cargo del ordenador para la proyección y a su hora, puntuales, los dos vigilantes de seguridad, imprescindibles en todo tipo de evento en el auditorio, estaban en sus puestos.
Ya eran las siete y media. Abrimos las entradas del "Francisco Nieva" para que nuestro público pudiera ir acomodándose. Sólo nos quedaban siete entradas por vender, que volaron, para un lleno absoluto; lejos quedaban nuestros miedos. La respuesta del público: magnífica. Todos somos solidarios cuando la causa es buena y ayudar a paliar las consecuencias de un desastre bien lo merece y como diría Joaquín Brotons: "Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero".
Un rezo improvisado detrás de las cortinas y nuestros pasos apresurados para colocarnos en el orden que habíamos establecido; luego, el aplauso caluroso a la entrada de Máximo, nuestro narrador, Antonio, nuestro pianista, y Carmelo, nuestro director.
Y Antonio, atacó las notas de "Gloria al Niño" de Félix Mendelssohn y, tras su interpretación, todo comenzó a sucederse.
Apareció Ebenezer Scrooge en escena, arrastrando tras de sí todas sus miserias, en la voz de Máximo Pradera, que fue desgranando "Cuento de Navidad" como si estuviéramos en 1853 y el propio autor, Charles Dickens, la estuviera narrando por primera vez.
Y mientras las palabras iban sucediéndose evocando y creando atmósferas hacía un final feliz, todos nos íbamos haciendo cada vez más niños, acompañados por los interludios de Antonio López y la proyección audiovisual de Belén Muñiz.
Y la Agrupación Coral cantaba "La mula" de Carmen Martorell; "Bili bili bon" del Padre Donostia (José Gonzalo Zulaika), el villancico ucraniano "Carol of the bells" de Mykola Leontovych y "Gloria en la tierra" de Ángel Arias...
...Y a un gesto de Carmelo, los integrantes de Javal-on (que dirige Patricia Rodríguez) se dispusieron a cantar con nosotros "Christmas lullaby" de John Rutter y su "Ave Maria, ave Maria / hear the soft lullaby the angel hosts sing. / Ave Maria, ave Maria / maiden and mother of Jesus our King" resonó en el auditorio para no dejar indiferente a nadie. Tras el prolongado aplauso a esta primera intervención, se retiraron para dejar que el espectáculo continuara.
"¡Qué dulce eres amor!" de Michael Paget fue el villancico entonado a continuación, para seguir con "Dormidito está Jesús", popular de Tijola (Almería) y armonizado por Luis Bedmar.
El señor Scrooge, para entonces había tenido alguna que otra visita fantasmagórica, pero es la visión de su propia muerte, tras una vida solitaria, «malvada y tacaña» la que le va a llevar a reflexionar y cambiar de actitud, de forma que «en él se instale el espíritu de la Navidad en su corazón y procurar mantenerlo a lo largo de todo el año».
Máximo Pradera --grande, grande, grande en toda su intervención-- hizo las delicias del público del abarrotado auditorio cuando "hizo despertar a Scrooge en su habitación el día de Navidad convertido en un hombre generoso y amable, ávido de celebrar las fiestas con los demás.
Y sonó la dulce melodía, entonada por los componentes de "Javal-on", de "Emmanuel" y su música se hizo eco en las paredes del auditorio para alcanzar a cada uno de los asistentes de "Cuento de Navidad" con todas las voces de la Agrupación Coral "Maestro Ibáñez" y transformarse en "CANCIÓN DE NAVIDAD": "Emmanuel, Dios ha nacido / y si va contigo, / ya no habrá peligro. Él ha nacido ya, Emmanuel".
El señor Scrooge había acudido a cenar a casa de su sobrino, había dado un donativo considerable y generoso a los pobres, aumentado el sueldo de Cratchit y ofrecerle apoyo económico para el cuidado del pequeño Tim.
Tras las palabras de agradecimiento por parte de nuestro director a las empresas colaboradoras: Café- Bar “Penalty”, Restaurante “La Viña”, “Maquivi”, Restaurante “Ramón”, “Vallesoft”, Muebles “Gala”, Colchones “Gala”, Autocares “Navarro”, Floristería “Milagros”, “Hidrofil”, “Fernández Rubio S.L.”, Cereales y Oleos “Pepillo”, “Cooperativa Vinícola de Valdepeñas”, “Valcafé” y “Colival”; personal del Auditorio “Francisco Nieva”, Concejalía de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Valdepeñas, Máximo Pradera, Antonio López, Belén Muñiz, al Coro “Javalón” y público asistente, que hicieron posible el acto, todos buscamos entonar un último canto de esperanza con "Adeste Fideles" de John Reading, esperando que el "espíritu de la Navidad" sea generoso con todos.
Gracias, gracias, gracias y que el Señor os premie la felicidad que habéis dado y vais a dar. Gracias a Carmelo, por su trabajo, y a todos los que aportaron su grano de arena para hacer posible "CUENTO/CANCION DE NAVIDAD".
PD Y por si alguno os pregunta, id y contadle que Scrooge «no volvió a tener trato con aparecidos, pero en adelante vivió bajo el principio de abstinencia total y siempre se dijo de él que sabía mantener el espíritu de la Navidad como nadie».