El iluminador valdepeñero Juan Gómez Cornejo será nombrado Hijo Predilecto de Valdepeñas durante el acto institucional de las Fiestas de la Vendimia y el Vino. Un reconocimiento que le llega en un año especial para él, ya que hace unos meses también recibió por parte del Gobierno de España la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Distinciones que Gómez Cornejo considera que suponen el reconocimiento a una vida de trabajo y de desarrollar una disciplina poco usual, como es la de iluminador, de la que no existe una carrera en España para poderla estudiar como tal. De todo ello hablamos con él en esta entrevista.
¿Qué significa para ti este reconocimiento?
Estoy contento y sorprendido y significa que el pueblo me tiene en consideración y el Pleno del Ayuntamiento lo ha considerado así, cosa que agradezco muchísimo. Supongo que es el reconocimiento a una vida de trabajo y a desarrollar una disciplina poco usual. Muy agradecido al Ayuntamiento y a su alcalde, que representan a los valdepeñeros, y yo me siento muy orgulloso de serlo y de llevar el nombre de Valdepeñas allí donde haga falta porque es mi tierra y mi pueblo.
¿Cómo empiezas en el mundo de la iluminación?
Mi vida empieza en el mundo del teatro. El atractivo por el teatro me surgió estando en el IES Bernardo de Balbuena, donde tuve a magníficos profesores que eran unos apasionados del teatro. Ellos me metieron este veneno del teatro y me fui a Madrid a estudiar Magisterio donde coincidí con unos compañeros que se dedicaban a esto y estaban trabajando en unas salas de teatro alternativo. Empecé a colaborar para ganar un dinero extra y esto se fue sucediendo. De repente, algo que era casual se fue convirtiendo en mi actividad, de manera que en el último año seguí con estos trabajos y acabé dedicándome a ello, primero como colaborador en todas las materias y luego más en la parte de la iluminación. Empecé a trabajar en la Sala Olimpia primero como electricista, luego como colaborador técnico. Y de ahí salió esto. Me interesé mucho por el diseño y me fui especializando en las tablas porque esta carrera en España no se puede estudiar, hay que irse fuera para hacerlo y en ello estamos, para que esta disciplina se pueda estudiar en las escuelas de Arte Dramático como cualquier otra especialidad.
Poco a poco fuiste encadenando trabajos hasta convertirte en uno de los mejores iluminadores de este país...
Agradezco tus palabras, no me considero ni mejor, ni peor, pero lo que sí sé es que le dedico mucha atención a lo que hago y pongo todo el esfuerzo por mi parte para que ese proyecto salga bien y la luz forme parte del lenguaje teatral y sea un elemento más para contar historias. Parece ser que no sale mal del todo y me reconocen el trabajo. Y luego, una fortuna, que vivir de esto no es fácil y yo he conseguido vivir de ello, con lo cual, felicidad absoluta porque desarrollas un trabajo muy laborioso, muy cansado por momentos, pero es un trabajo que te gusta y eso es una de las mayores fortunas que el ser humano puede tener, vivir de un trabajo que le satisfaga.
¿Qué te ha dado este trabajo?
Muchas cosas, un modo de vida, y ganarme el sustento con esta profesión. Y luego, muchas satisfacciones porque me ha permitido conocer a muchos artistas empezando por mi querido Paco Nieva, que me adoptó casi un poco en los primeros años diciendo que yo era su niño de Valdepeñas y colaboré con él. Inauguramos el Teatro Real, hicimos muchas obras juntos. Y luego muchos otros, como Miguel Narros, Andrea D'Odorico, Adolfo Marsillach,... He tenido la fortuna de trabajar con los mejores y aprender de ellos, del lenguaje teatral porque la iluminación lo tenía que ir descubriendo yo poco a poco. Pero sí me hicieron aprender la importancia de la luz en una historia.
¿Qué le dirías a día de hoy a aquel joven que iba al IES Bernardo de Balbuena?
Ojalá tener una varita y volver atrás. Le diría: "Busca tu camino, encuéntralo y no hagas nada que no te guste, busca tu profesión y que tu profesión te guste". Eso es lo que sucedió de una manera casual e inesperada.
Además, este año te concedieron la Medalla de Oro de las Bellas Artes...
Sí, eso fue una gran sorpresa por lo que significa a nivel personal pero también por lo que significa para mi profesión porque es una profesión muy desconocida y eso me enorgullece muchísimo, ser representante de un montón de gente que se dedica a la iluminación y poder demostrar que la luz es arte y con este arte también podemos colaborar a representar historias que nos conmueven, que nos hacen pensar, que nos hacen ver la vida de otra manera y analizarnos a nosotros mismos. Esto es un pequeño granito de arena y es importante igual que otras disciplinas artísticas. Y en esa medida el Gobierno español ha tenido a bien darme este año la Medalla de Oro a las Bellas Artes, que fue una sorpresa, igual que el Premio Nacional de Teatro. Digamos que me ha tocado marcar el camino en esto porque ha sido la primera vez que se lo dan a un iluminador.
¿Cómo de importante es la iluminación en una obra de teatro? ¿Cómo puede cambiar la manera de contar una historia?
Lo que hace es crear ambientes, dar significado a los personajes, valorar cada momento de la escena. Y como la escenografía, como el vestuario, como la música, es un elemento más que ayuda a contar una historia. Evidentemente tú pones tu punto de vista para contar la historia, siempre de acuerdo con el director para seguir el mismo camino y siempre siguiendo su criterio pero también el tuyo. Y si luego ayudas a que esa historia se entienda mejor y creas además un poco de belleza, mejor que mejor, porque la belleza es importante y maravillosa. Si consigues cuadros vivientes que también te llegan por lo sensitivo, mucho mejor.
De todos los actores, actrices y directores con los que has trabajado, ¿de quién guardas un especial recuerdo?
He trabajado con los mejores, he sido muy afortunado. Quizás recuerdo más a los que ya no están como Gerardo Vera, con quien trabajé muchísimos años, a Tomaz Pandur, con quien colaboré y hice espectáculos en distintas partes del mundo,... Son muchos, han marcado mi camino y estaré eternamente agradecido a sus enseñanzas.
¿A quién le dedicarás este reconocimiento?
A mi familia. Mis padres tristemente no están pero siempre fueron respetuosos con mis decisiones y hacer entender en aquella época que alguien que hizo Magisterio y de repente se dedica a la farándula y al teatro no es fácil. Pienso que nunca tuvieron el tiempo de ver que yo podía dedicarme a esto y que iba a ser una profesión tan digna como maestro de escuela o profesor de EGB. A mi familia, a mis hermanos, a mis sobrinos, a gente maravillosa que siempre llevo en mi corazoncito, que viven en Valdepeñas, que cuidan de mi casa que aún la tengo y siempre que puedo, voy, y son muy generosos conmigo, así que a ellos se la dedico.
¿Quieres añadir algo más?
Dar las gracias al Pleno del Ayuntamiento, a su alcalde, y a todos los valdepeñeros y valdepeñeras que tienen a bien darme este reconocimiento que no sé si soy merecedor pero así lo han considerado y yo, agradecidísimo y feliz.