Se acercan las Fiestas del Vino y nuestra misión es conocer como preparan todo lo necesario las peñas de nuestro pueblo, que se reunirán el 1 de septiembre para desfilar por las calles más céntricas del pueblo y pedir a los vecinos que tiren agua desde sus balcones. Por ello, hoy hemos hablado con ‘El Chavo’, miembro de la peña ‘Los Vinosaurios’ que nos cuenta como organizan las fiestas cada año, qué es lo más les hace disfrutar y algunas anécdotas que solo saben los socios de la peña.
¿Cómo se creó ‘Los Vinosaurios’ y cuánto tiempo lleváis en funcionamiento?
Fundamos la peña en 1993 y este año es nuestro 23 aniversario. La idea surgió porque éramos jóvenes y estábamos un poco hartos de las fiestas en los disco bares. Veíamos que no había mucho ambiente, que la gente empezaba a crearse sus propias peñas (poquísimas por aquel entonces) y nos animamos a participar. Era un enfoque distinto a las fiestas que estábamos acostumbrados. A partir de ese pensamiento, el 28 de agosto del 93, estábamos sentados en las escaleras del Convento y mi amiga Andrea pensó en el nombre del grupo: ‘Los Vinosaurios’. A todos nos pareció buena idea y nos quedamos con ese nombre.
Empezamos la peña con 500 pesetas, lo que serían ahora 3 euros, para comprar las camisetas, que se las encargamos a Zorval. Íbamos poniendo dinero sobre la marcha y empezamos con la nevera a la espalda y la barra de longaniza en la mochila.
Más que una peña, parecéis una familia ya. ¿Cuántos miembros sois?
Hemos tenido años que hemos llegado a ser alrededor de 80 personas, pero hay mucha gente que se va casando o tiene otras prioridades y va alejándose de la peña. Por eso, a día de hoy somos unas 28 personas. De los fundadores de la peña quedamos cuatro o cinco personas, solamente. Hay muchos que llevan más de 20 años, otros que llevan 6 y otros que llegaron hace un par de años. También se está renovando un poco la peña, porque va entrando gente joven de entre los 20 y 26 años.
Vuestra peña es algo peculiar porque no solo salen a pasarlo bien los adultos como en la mayoría del resto de las peñas, sino que también participan los más pequeños. Además de esto, ¿qué os diferencia de otras peñas?
Yo pienso que nos diferencia el hecho de ser más veteranos. También es cierto que hemos tenido que asumir la presencia de los niños y adaptarnos, porque si solo participásemos los adultos, habría mucha gente que no podría dejar a los niños con nadie. Si no pueden estar los niños habríamos perdido prácticamente el 100%, quitando los cuatro solteros que hay. Hay que jugar con eso y aprovechar la situación. Lo mismo da que estén los niños o no, también tienen derecho a disfrutar, que es al fin y al cabo de lo que se trata.
¿Cuál es el momento clave y en el que mejor os lo pasáis?
Tenemos varios, porque todos los años nosotros hacemos una comida de inauguración de las fiestas en las Bodegas Navarro, luego nos bajamos a la cueva y allí nombro a los componentes ‘Caballeros Vinosaurios’, haciendo un ritual en una tinaja de vino. Otro de los días muy buenos es el día de La Virgen, que con motivo de ser el último día, reservamos un restaurante y volvemos a hacer una comida.
El desfile es algo muy divertido, pero a veces nos viene bien y otras veces bastante mal, porque es temprano y unos están trabajando, otros estrenando en el fútbol, otros con las recuperaciones… entonces es un poco caos y vamos con prisas siempre. Pero intentamos llegar lo antes posible para poder participar en él.
Vais equipados de todo: chorizo, queso, jamón y hasta un burrito que encabeza el carro y Diploma, el maniquí de plástico que luce cada año su traje de manchega. ¿Sois partidarios de que al vino hay que acompañarlo con productos de La Mancha?
Al vino hay que acompañarlo con algo que siente bien siempre, ya sea de La Mancha o de cualquier otro sitio. Pero sí que es cierto que un buen queso o un buen chorizo sientan de lujo. Lo que buscamos es ‘echarle bien a la andorga’, porque si empiezas a beber sin comer al final se te va de las manos. Son muchas horas y muchos días y una forma de aguantar es comer, comer bien.
Años anteriores habéis participado en concursos celebrados durante los días de las Fiestas del Vino, ¿este año tenéis pensado seguir haciéndolo?
Nosotros normalmente siempre nos apuntamos a todo, siempre somos participativos y colaboradores. De hecho, cuando se creó la peña el objetivo era ese. El único problema es que, a veces, coinciden varios horarios, la inscripción se ha cerrado o, simplemente, nos despistamos más de la cuenta y no llegamos a todo lo que nos gustaría realizar. Así que este año intentaremos participar en el mayor número de actividades posibles.
Un personaje muy curioso en vuestra peña eres tú, el Chavo, que siempre le colocas trenzas a tu sombrero de paja y la gente te recuerda de un año para otro. ¿Qué nos puedes adelantar de este año? ¿Habrá novedades?
En el desfile del año pasado me vestí de zorro y, aunque pasé calor, también me lo pasé muy bien. Las trencitas son fijas, eso sí, pero este año quizá me vuelva a disfrazar para el desfile, que quieras que no ameniza un poco y la gente se ríe. Así, también, el se hace más animado, que a veces vamos muy sosos.
Como recordarás, hace diez años en la Plaza de España no cogía ni un alfiler y a medida que van pasando los años se ven más clareos. ¿A qué crees que se debe este descenso de participación y animación por parte de la gente?
Por un lado, la crisis es un factor que influye mucho y, por otro, se quiere controlar el acceso para que no sea tan distendido. Eso hace que se genere una limpieza de carros, pero también repercute a la hora de que la gente no sale tanto. Además, otro inconveniente es que se reducen las horas de fiesta. A las 2 o las 3 de la mañana, te echan de la plaza por así decirlo. Entonces, mucha gente para salir solo un par de horas no sale. Todo tiene un apogeo y también un descenso.
Mientras sube se permite mucho, pero una vez que se llega al umbral se quiere controlar todo y dejarlo bonito, que se vea la parte buena de las fiestas y no la mala. Eso no puede ser, las fiestas son fiestas y siempre habrá cosas buenas y cosas malas, peñas mejores y peñas peores. También se nota el descenso porque mucha gente aprovecha las fiestas para irse de vacaciones, que al fin y al cabo esto deriva de lo ya comentado anteriormente y son condicionantes. Si además de esto se ponen límites de carros en la plaza se junta el hambre con las ganas de comer.
Siempre sacáis el mayor partido posible a las fiestas y por eso tendréis mil historias que contar de este largo recorrido. ¿Hay algún momento clave en el que no hayáis podido parar de reír dentro de la peña?
La verdad es que tenemos mil historias con las que nos hemos divertido muchísimo, sobre todo en las cenas que organizamos de madrugada, nada más bajar de la plaza. Siempre tenemos un percance con las ruedas del carro, o se nos pinchan o se nos quedan sin aire. Aunque al principio no nos hace mucha gracia, luego acabamos riéndonos de la situación.
¿Cómo estáis preparando la edición LXIII de las Fiestas del Vino? ¿Cómo se presentan este 2016?
Las esperamos con las mismas ganas que todos los años, con la misma ilusión. Este año tenemos un plus, que serán del 1 al 8, entonces van a ser geniales. Al ser más días habrá que apretarse el cinturón y prepararse bien. Nosotros ya hemos empezado a organizarlo todo para que no nos pille el toro. Faltan cuatro detalles, pero el carro ya está prácticamente en funcionamiento. El sábado 27 iremos al encuentro de peñas en el parque y el domingo 28 haremos nuestra comida particular de inauguración, para dar inicio a esta sesenta y tres edición.
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