'Los vinos de Valdepeñas a través de sus bodegas' es el título del libro que ha presentado este jueves el periodista José Luis Martínez. Un interesante texto compuesto por 736 páginas en el que sumerge a los lectores en las profundidades de la historia vitivinícola de Valdepeñas. Además, el libro se acompaña de una exposición que ha sido inaugurada este jueves bajo el título 'La memoria del vino' y que se podrá visitar hasta el 12 de enero en el centro cultural La Confianza. Una muestra comisariada por Francisco Javier Cerceda Cañizares, doctor en Historia del Arte, donde se puede disfrutar de la cultura material del vino en Valdepeñas.
El acto ha contado con la asistencia del alcalde de Valdepeñas, Jesús Martín, quien ha felicitado tanto a José Luis Martínez como a Francisco Javier Cerceda "por traernos la identidad de lo que fuimos, que muchas veces la generamos como una ensoñación pero no basada en hechos y documentaciones reales". En este sentido, el primer edil ha señalado que la historia de Valdepeñas "tiene mucho de épica pero cuando la apartamos y nos colocamos en la realidad de los acontecimientos ganamos solidez en aquello que somos".
Así, Martín ha asegurado que el pasado de Valdepeñas "se ha vendido desde esa épica como que cualquier tiempo pasado fue mejor, cuando teníamos una identidad de 400 bodegas, de más de 60.000 hectáreas de viñedos acogidos a la DO, cuando toda la ciudad olía a mosto en vendimia; eso puede traernos un recuerdo de esa ensoñación imaginando que algo hemos hecho mal en el presente porque en el camino hemos perdido cosas, pero yo creo que no es así". Y ha añadido que Valdepeñas "es una ciudad camaleónica que ha sabido adaptarse a los momentos que la referenciaban y hoy podemos presumir de ser una gran ciudad con una gran historia que no la dibujamos desde la imaginación sino desde los hechos históricos". Es por ello que ha agradecido a Martínez esta publicación que "viene a corroborar que esta ciudad no la inventamos con la imaginación sino que la hemos hecho con el esfuerzo".
Por su parte, el autor del libro, José Luis Martínez, ha señalado que "nos hemos vaciado" porque "no queríamos que fuera sólo un libro sino algo más y lo que hemos hecho ha sido rebuscar debajo de la alfombra y hemos conseguido todo lo que ven aquí". De esta forma, ha querido transmitir un mensaje positivo y es que "a Valdepeñas la llamaban 'El Dorado' en su momento; tuvimos sucursales bancarias cuando otras ciudades no las tenían, teníamos moneda propia, banca local propia y bodegas impresionantes".
Además, Martínez ha dado las gracias a todas las familias y gente que ha colaborado en aportar documentación para sacar adelante este libro, en cuya elaboración ha recogido distintas anécdotas. "Desde la primera edición del libro venía pensando en hacer una segunda edición pero nos cambió el esquema cuando conocimos a Carmen Palacios, nieta de Luis Palacios, que en la exposición tenemos el sillón de su abuelo, y cuando en 2005 tenía sólo una foto de un anuario, hemos tenido cientos de fotos de Luis Palacios en una caja de caudales que tenía la llave Madre Clara y gracias a eso hemos recuperado un patrimonio impresionante", ha explicado como ejemplo.
Igualmente, Francisco José Cerceda, comisario de la exposición, ha señalado que la muestra "ha sido fruto de la colaboración de José Luis y de toda la capacidad que tuvo de recopilar material de familias y de coleccionistas". Un material que para Cerceda "era una pena que el pueblo de Valdepeñas no pudiera acceder a esa memoria que tienen los objetos". Es por ello, ha explicado, que el fundamento de esta exposición "ha sido colocar una serie de objetos depositarios de una memoria de una serie de historias que compartimos todos los valdepeñeros". Una labor que para el comisario ha sido "una oportunidad de trabajar con grandes profesionales y contar con la colaboración del Ayuntamiento y de familias que han vaciado sus trasteros para que todo el pueblo de Valdepeñas pueda disfrutar y compartir esos recuerdos que están vinculados a la memoria del vino".
Referencias de bodegas comerciales particulares desde 1746
La apertura del Camino Real, hacia 1761, que unía Valdepeñas con Madrid, y del Paso de Despeñaperros, hacia Andalucía y el poblamiento de esa zona ayudaron a consolidar el mercado histórico de Valdepeñas, que se vería beneficiado, un siglo más tarde, de la apertura del denominado “Tren del Vino”, que, desde 1861, partía diariamente hacia Madrid con 25 vagones con tableros móviles repletos de pellejos de buen morapio valdepeñero.
Al margen de las bodegas ubicadas en casas solariegas de los siglos XVI y XVII y de la actividad de nobles de la época como el Marqués de Santa Cruz, el Marqués de Mudela, el Conde de Casavaliente, el Marqués de Benemejís o el Duque de Bailén, entre otros, el primer referente temporal de bodega comercial puede corresponder a los Morales (1746), seguido de la familia Galán (1794) –fecha que viene inscrita en una columna de piedra que se ha conservado-, “La Sagrada Familia” (1796) o de Pedro Tello (1810), entre otras casas vinateras valdepeñeros.
A finales del siglo XVIII, el trajinero Pedro Sánchez Trapero, junto a otros valdepeñeros como Anselmo López Tello o Andrés Caravantes monopolizaban el comercio de vino en Madrid, con infinitud de almacenes, principalmente en la zona del Madrid de los Austrias. De ahí, que se conserve en la zona la calle “Postas”, en un enclave denominado San Marcos, en el que se concentraban las posadas y la bodega y alcoholera del Marqués de Santa Cruz, descritas por José Viera y Clavijo en 1774, en un comercio en el que numerosos viajeros españoles y extranjeros dedican un amplio espacio a los vinos de Valdepeñas.
Ramón de Mesonero Romanos hablaba en “Escenas Matritenses”, hacia 1850, de las recuas de mulas y de los arrieros valdepeñeros que transportaban vino hasta Madrid, donde estaban presentes en 810 de las 1.500 tabernas madrileñas existentes en la capital de España.
Este libro, cuyo prólogo escribe el poeta Joaquín Brotóns, realiza la semblanza de más de un centenar de bodegas históricas, de entre las que destacan , entre otras muchas, Ramón Caravantes (1850), Avansays (1861), Vicente Cornejo y Cía (1868), Bodegas Mompó (1870) -que daría paso a Bodegas Bilbaínas-, Tarancón (1870), Ruiz de León (1875) o Miguel Caravantes (1875), aunque por encima de ellos destacó Luis Palacios, que con su “bodega monstruo” de seis filas de tinajas fue la firma más importante del último tercio del siglo XIX y del primer tercio del XX, abriendo incluso mercado a Rusia. Tarancón y Ruiz de León también comercializaron sus vinos en diferentes países latinoamericanos, teniendo incluso éste último una delegación estable en Filipinas.
Tras periodos negativos como la crisis de la filoxera o la Guerra Civil, emergieron bodegas como Luis Megía (1947) o Félix Solís (1952), hasta el punto de que en 1975 venían referidas en el listado del Consejo Regulador un total de 424 bodegas, cifra que en la actualidad se reduce a una veintena de bodegas, que, por el contrario, acaparan una producción bastante mayor.
La semblanza de los presidentes de la DO “Valdepeñas”, donde Isabel Mijares, quien escribe uno de los artículos iniciales del libro, nos lleva prácticamente hasta la actualidad, aprovechando el tirón de la proyección de las grandes firmas vinateras y de enólogos como José Manuel Corrales, Pepe Sánchez-Barba, Evelio Alarcón, Asun Yébenes, Juan Antonio Megía, Silvia Díez o la saga de los Lucendo, entre otros muchos.
“La Memoria del Vino”, cuya organización y patrocinio ha corrido a cargo de la Concejalía de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Valdepeñas, podrá visitarse hasta el próximo 12 de enero de 2024 en un amplio horario y en las próximas semanas se presentará el catálogo de la exposición.