El bulo es la difusión deliberada de falsedades persiguiendo objetivos concretos, políticos, económicos, personales o de cualquier otra índole. Su práctica es tan antigua como la Humanidad. Se dice que el incendio de Roma fue fortuito y su atribución a Nerón una maniobra interesada; pero, a lo mejor, también esta hipótesis es un bulo. Han pasado tantos siglos, que a saber… En nuestro tiempo, recuerdo como el caso más escandaloso aquellas armas de destrucción masiva inventadas por “el trío de las Azores” (Bush, Blair y nuestro Aznar, representando respectivamente a USA, UK y Spain) para justificar la invasión y guerra de Irak.
Dos mil años después de Nerón, el acelerado desarrollo tecnológico ha actualizado y modernizado esas prácticas, y la divulgación de noticias falsas es inmediata y universal a través de la prensa oral o escrita y de las llamadas redes sociales. En la actualidad, venimos comprobando que la mentira es un arma política de primera magnitud. Frente a ella ha de levantarse un muro democrático que la desmonte.
Parte del fracaso de las expectativas que el PP se había creado ante las elecciones generales del pasado 23 de julio puede ser debido a la catarata de datos y argumentos falsos que su líder Nuñez Feijóo exhibió ante un atónito y desconcertado presidente Sánchez en el único debate televisivo cara a cara que el gallego aceptó, y que en días posteriores se fueron desmontando uno a uno. O las explicaciones sobre su relación con el amigo contrabandista, narcotraficante, o ambas cosas.
El caso de Feijóo tiene también un componente de incompetencia, pero a algunos practicantes de ese deporte les cuesta la cárcel, como al exjuez corrupto Fernando Presencia, recientemente enviado a prisión por la difusión masiva de informaciones y denuncias falsas sobre jueces, fiscales, periodistas y políticos.
En Valdepeñas estamos asistiendo a todo un despliegue por parte del alcalde Jesús Martín y su equipo de gobierno, extendiendo una versión falseada de sus conversaciones/negociaciones con la coalición de Izquierda Unida y Podemos (Unidas por Valdepeñas), con el colofón de su acuerdo con Vox para incrementar el número de concejales socialistas liberados y sus salarios, en una suerte de “tamayazo” de baja intensidad a la inversa (1), operación que, al parecer, le ha costado el puesto de senador que quería conservar.
En una reciente entrevista con “El Eco de Valdepeñas”, dentro de la incontinente verborrea que suele caracterizar sus piezas oratorias, se pueden espigar, además de las tergiversaciones de la verdad y el desvío de la atención hacia cuestiones no tratadas con Unidas por Valdepeñas (subvenciones a corridas de toros y a la iglesia católica), se pueden encontrar, digo, frases interesantes que refuerzan la desconfianza generada tras el favor que le ha hecho Vox.
Dice Martín estar a favor de “cualquier acuerdo que pueda ser bueno para Valdepeñas, venga de donde venga”. Pero, claro, es él quien decide la bondad de un acuerdo. ¿Lo es el aceptado por Vox? Para sus intereses, evidentemente. ¿Por qué no fue válida esa disposición cuando tuvo mayoría absoluta y rechazaba las propuestas realizadas desde Izquierda Unida? (en alguna ocasión, para presentarlas como suyas pasado un tiempo). Y añade: “tengo que dar las gracias y aplaudir la coherencia (de Vox)”. La abstención ultra, ¿ha sido “gratis et amore”? ¿Se han conformado con las gracias y el aplauso? ¿De verdad es creíble tanta generosidad después de las virulentas relaciones que ambas partes han mantenido desde la entrada de Vox en el ayuntamiento hace cuatro años? Es razonable suponer que hay algo más. Iremos viendo.
Pero, volviendo a los bulos, hay una categoría de práctica antañona, propia de comunidades reducidas en donde todo el mundo se conoce, sea en ámbitos rurales o urbanos. Se transmite de boca a oreja, sin reconocimiento del centro emisor original. “Oye, que me han dicho que…”, “¿te has enterado de que fulanito…? De esta modalidad, un conocido cómico manchego saca buen partido humorístico con su “Vieja´l Visillo”. Pero ninguna broma con un tipo especialmente deleznable y rechazable de esta subclase de bulos. Es la puesta en circulación de murmuraciones sobre aspectos de la vida familiar, y por tanto privada, de alguien. No otros calificativos que ruines y mezquinos merecen quienes fabrican y extienden mentiras, calumnias y difamaciones con graves repercusiones sobre las personas.
1) Por “tamayazo” se conoce la compra de dos diputados del PSOE por parte del PP en la Asamblea de la Comunidad de Madrid en 2003, que impidieron con su abstención la investidura del socialista Rafael Simancas como presidente regional. Tras una repetición de las elecciones, consiguió la presidencia Esperanza Aguirre.