jueves, 28 de marzo de 2024, 22:20

Una bodega valdepeñera con historia: Brotons

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Anverso de un almanaque de bolsillo del año 1974, que publicaron las bodegas de mi padre y mis tíos: "Bodegas de Matías Brotons, S.A." y que se regalaron a los clientes y amigos, en el que incluía en el reverso el texto: "VINOS BROTONS". VALDEPEÑAS. Con nuestros mejores deseos de unas felices Navidades".


FUNDACIÓN.


Dichas bodegas fueron fundadas en 1920 por don Joaquín Brotons Fenoll- abuelo del poeta Joaquin Brotons Peñasco-, bajo el nombre de: "Bodegas Sta. Pola, que, en 1944 tras crear una sociedad regular colectiva con sus hijos: Matías, Joaquín y Francisco-padre del literato-pasaron a denominarse: "Bodegas de Matías Brotons, Hermanos y Cía", hasta 1952, que murió el fundador y ya cambiaron el nombre a: "Bodegas de Matías Brotons y Hermanos", y, en el año 1967 la familia acordó convertirlas en sociedad anónima, siendo su última razón social: "Bodegas de Matías Brotons, S.A"., pero perteneciendo siempre el total del accionariado a la familia, que se componía de 1000 acciones y tenían 317 acciones cada uno de los Hnos. Brotons citados y 49 acciones eran propiedad de Antonio Brotons Sánchez (Hijo de Matías), que era el que ejercía de enólogo, gerente de las bodegas y secretario del Consejo de Administración. También fue presidente del Sindicato de la Vid, entre otros cargos relacionados con el mundo del vino y su cultura milenaria.


En 1992 se cerraron las 2 bodegas: "Sta. Pola" y "Sta. Isabel"-esta última era fundada en 1898 y comprada por los Hnos. Brotons en 1951- y, años después el Pleno del Ayto. de Valdepeñas aprobó la rotulación de una calle con el nombre de: "Bodegas Brotons", reconociendo el trabajo y el esfuerzo de cuatro generaciones dedicadas a la elaboración y comercialización de vinos blancos y tintos de calidad, que contaron entre sus clientes a personalidades del mundo de la medicina, la cultura, la tauromaquia.


CLIENTES.


Entre sus clientes se encontraban personalidades como: Gregorio Marañón, Valle-Inclán, Pío Baroja, Julio Camba, José María de Cossío, Ignacio Zuloaga, Joaquín Sorolla, Vázquez-Díaz, Juan Cristóbal y Juan Belmonte, entre otros, destacando especialmente el abogado, juez, cronista oficial de Madrid, periodista colaborador de: "ABC" y "El País", y escritor costumbrista, Antonio Díaz Cañabate, que, en su libro: "Historia de una Taberna" (Espasa-Calpe, Madrid, 1947), elogia los vinos de Brotons, que, en aquellos años -40-50- elaboraba Francisco Brotons Gonzálvez- padre del literato Joaquin Brotons Peñasco.


Todos los nombrados eran asiduos parroquianos de la varias veces centenaria y mítica taberna madrileña de: "Antonio Sánchez"- torero, pintor y tabernero descendiente de valdepeñeros-, tasca ilustrada a la que se le sirvió el vino desde antes de la guerra "incivil" española hasta 1992, que se cerraron definitivamente las bodegas familiares.


CAÑABATE.


Dicho libro lo forjó el señor Cañabate y escribió sobre los viejos veladores de mármol amarillento de la citada tasca ilustrada e inspirándose con el vino de Brotons, que era el que bebía siempre, dado que, como Marañón fueron clientes asiduos del nombrado caldo valdepeñero, que, como indicaba el texto de las tarjetas publicitarias de las bodegas: " Tras cuatro generaciones de bodegueros, la familia Brotons sigue la línea de calidad desde su fundación, que es el elaborar unos vinos con el sabor afrutado, fresco y seco del genuino Valdepeñas"


www.joaquinbrotons.com