viernes, 26 de abril de 2024, 08:15

Tal vez mañana

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Cada mañana representa un nuevo camino al purgatorio. Tras el ritual del desayuno y las labores domésticas tengo la sensación (amarga sin duda) de que me encuentro varada en el desierto.


Consulto las distintas páginas web para encontrar un empleo a las que me he suscrito y de nuevo aparece el hastío y la amargura. En mi mente sólo existe una pregunta, ¿existen mujeres mayores de 45 años que busquen empleo? ¿O están escondidas en cursos de formación, economía sumergida y trabajo en casa? ¿Por qué aún en esta sociedad que se presupone libre y democrática las mujeres de 45 años resultan invisibles?


Somos fantasmas, invisibles frente al mundo laboral, social, afectivo. Cada día tragamos nudos gordianos en forma de problemas, guardamos los sofocos y las lágrimas en el cajón porque nunca hay tiempo de atenderlos; nuestro espacio y nuestro tiempo se reducen a la mínima expresión y nos consolamos en vano con un “tal vez mañana” que no llega jamás.