jueves, 28 de marzo de 2024, 23:27

El valdepeñero Rafael García de las Heras publica su nueva novela, 'El diario de Hércules'

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No es nada habitual que emerja una obra literaria tan especial y sugerente que no resulte fácil encasillarla dentro de un género definido. Editorial Universo de Letras, perteneciente al Grupo Planeta, tiene el inmenso placer de anunciar la salida al mercado de El diario de Hércules, una novela que funciona como una narración técnicamente encajada dentro de la literatura de fantasía, pero, en realidad, es mucho más. Muchísimo más. Hablamos de un relato que aparenta ser un cuento de imaginación desbordante, pero que cristaliza en un abanico de respuestas acerca de una eterna pregunta para la humanidad: el concepto del yo, quién soy y cuál es mi identidad.


Quizás deberíamos referirnos a un género que se podría definir algo así como realismo onírico, ya que la inmensa mayoría de los personajes que aparecen en la trama se mueven entre lo que el común de los mortales denominamos realidad y lo que se entiende como un sueño. Cognitivamente, las fronteras entre el yo que duerme y el de la vigilia es algo que quedará a la elección del lector. No caben dudas de que se trata de una novela tremendamente inteligente y que planteará profundos debates internos a los lectores que muestren el arrojo de asumir este reto literario.


Fantasmas, espejos, payasos, dementes, alquimistas, reporteros, profetas, simios, echadoras de cartas, amigos imaginarios… La galería de personajes que inundan la narración es algo sencillamente prodigioso y que llevará al lector, con el denominador común del mundo del circo, de la mano a conocer realidades de las que nunca estará del todo seguro de su existencia. He ahí el reto. Para completar este genuino prodigio narrativo, el autor ha confeccionado un tiempo interno para la novela que atesora la cualidad de ser relativo, dependiendo de quién sea el observador.


Pongamos un ejemplo: «Como en las viejas cintas de video, todo comenzó a girar hacia atrás: mamá, papá, Hércules, Pierrot e Irina, encerrados en burbujas de jabón, orbitaban a mi alrededor, y cuando el dibujante del que hablaba el espadista sacó su goma de borrar, las pompas explotaron y no hice nada por retenerlos. En alguna ocasión, leí que “el sueño crea monstruos que la razón no entiende”, pero yo no estaba dormido. Si no los conocí, alguien me habló de ellos, sus fantásticas vidas me conmovieron y seguramente mi enajenación los hizo suyos. La molécula de Dios, con todo su poder, era incapaz de crear personajes tan reales». Lo dicho, un prodigio. El firmante de la obra responde por Rafael García de las Heras. Haríamos bien en no olvidar este nombre.


RESEÑA



El diario de Hércules es un portento literario, un prodigio capaz de pasmar al lector más experimentado. Rafael García de las Heras nos sitúa en una florida y circense narración que funciona como toda una galería de espejos, convexos y cóncavos, en la que el lector acabará irremediablemente viéndose reflejado y a través de la cual se hará —no lo duden— las preguntas relevantes acerca de su propia identidad y de lo que es o no real. No cabe la más mínima vacilación de que nos hallamos ante una novela que funciona como una agitada aventura que se apoya en el nihilismo y surrealismo, además de en el humor elegante, como sus muletas principales para alcanzar una excelencia literaria raras veces vista.


Por muchos motivos, posiblemente también por la amenidad profunda que exhibe, nos encontramos ante lo que suele denominarse «Alta Literatura». Es un motivo por el que todo aquel que se considere un lector de raza, ávido de aventuras heroicas de homéricas maneras, tiene ante sí todo un reto. El guante está lanzado. Si se ve a sí mismo como un tipo intrépido y amante de los retos inteligentes, sea bienvenido. Está usted en su casa.