¿Satélites espaciales en los institutos? Un proyecto internacional de dimensiones espectaculares

Una tarde de noviembre del 2021, tomando café con Alejandro Cordero, CEO de la empresa Innova Space, este me hizo una propuesta que dio un giro de 360º en mi vida como organizador de proyectos educativos.

Siempre me había considerado una persona atrevida a la hora de diseñar dichos proyectos, llevando al límite las posibilidades de la que disponen los centros educativos y alumnos. Pero lo que estaba a punto de escuchar por parte de Alejandro me dejó perplejo.

De inicio, sin decírselo, descarté la posibilidad de lo que estaba contando. Me propuso de organizar un proyecto binacional entre Argentina y España donde el propósito principal era el diseño, programación, construcción y puesta en órbita de un satélite, o mejor dicho pico satélite. Ese proyecto del que me hablaba me parecía muy espectacular, demasiado. Pero mientras me estaba explicando los entresijos y aspectos técnicos, comenzaba a encontrarme muy a gusto con con lo que me estaba contando porque pensaba que no debería ser tan difícil organizar una actividad de esta magnitud con alumnos de ingenierías varias. La conversación estaba llegando a su fin y me estaba haciendo a la idea que iba a coordinar un proyecto como antes había soñado.

Pero el colapso mental y emocional vino cuando lo que realmente me propuso Alejandro no era solo la participación de alumnos de carreras de ingenierías. El fue más allá y me dijo que la intención era que alumnos de Secundaría pusieran en órbita un satélite a 400 km de la superficie terrestre. Entonces fue cuando comencé a pensar que aquella conversación no tenía ningún sentido. No es por desmerecer la capacidad intelectual de los alumnos de 4º de ESO en adelante, es porque la ingeniería aeroespacial, y en este caso, satelital, es de una extrema complejidad y dificultad que ni siquiera muchos alumnos de final de carrera se atreverían. Por lo menos era lo que pensaba yo. Pero Alejandro me argumentó que era posible semejante empresa porque él ya lo había vivido.

Alejandro Cordero era y es profesor de Electrónica en la Escuela Técnica Nº 5 de Mar del Plata de Argentina. Me estuvo contando que en este instituto los alumnos están 12 horas cada día estudiando. 6 horas de teórica por las mañanas y 6 horas de prácticas por las tardes. Hace unos años, como actividad educativa, propuso a sus alumnos diseñar y programar un prototipo de satélite. En principio todo lo que estaban haciendo era un esbozo de lo que años más tarde se iba a convertir. Algunos de estos alumnos siguieron muy interesados en este proyecto y continuaron hasta el final. Hoy en día trabajan en Innova Space, empresa fundada en el 2019.

Innova Space ha sido la primera empresa argentina que puso en órbita el satélite más pequeño de Iberoamérica en diciembre del 2021. El 3 de enero de este año volvió a repetir la experiencia poniendo en órbita el Dido Martínez, nombre del picosatélite en memoria del portero de la selección de Argentina tras la gesta de ganar el mundial de Qatar.

El picosatélite pudo alcanzar la zona orbital gracias al cohete Falcon 9 de Space X y un orbitador especial para estos menesteres.

¿Qué es un picosatélite? Como la palabra lo dice, un picosatélite es un satélite perteneciente a la nueva generación de la denominada New Space. De dimensiones muy reducidas, de bajo coste económico, fácil de construir y programar, comparándolo con los satélites tradicionales, no genera basura espacial porque debido a su pequeño tamaño, cuando acaba su vida se desintegra completamente en la Atmósfera.

Estos satélites tienen un tamaño de 10x10 cm y sorprendentemente, puede realizar trabajos muy complejos, como he dicho antes, a 400 km de la superficie terrestre.

Volviendo a inicio de este artículo, cuando Alejandro me propuso esta gran aventura me puse en marcha. Contacté con centros educativos con los que habitualmente trabajo y tuvo una gran aceptación. Recuerdo que, en el colegio Santo Ángel de Gavà, fui a hacer la presentación y pensaba que solo se iban a apuntar al proyecto unos pocos alumnos. Mi gran sorpresa fue cuando estaba lleno el taller de tecnología. Continué buscando posibles participantes y se pusieron en contacto conmigo el Semillero Physics de Cundinamarca de Colombia, EducaLab de la Universidad Técnica Federico Santa María de Chile y la Escuela Industrial Don Bosco de los Salesianos del Cairo, Egipto. Este último centro ha sido posible gracias a la intervención de la Embajada Española en Egipto. Por lo que respecta a los centros de España, están y estarán participando la Escuela Virolai de Barcelona, El St. Peter’s School de Barcelona, SAFA de Gavà, El colegio Santo Ángel de Gavà, el IES María Zambrano del Espinar-Segovia y espero que algún centro de Valdepeñas se una a este gran y único proyecto.

5 países y tres continentes para un proyecto complejo desde el punto de vista organizativo y técnico. Si buscamos en las hemerotecas, nunca se había hecho nada igual.

En estos momentos la mayoría de los equipos están trabajando en los diseños, y las propuestas de funciones que realizarán los satélites en el futuro.

En los próximos meses realizaremos pruebas de ajustes telemétricos y comunicación con globos de helio que portará un prototipo real.

La empresa Innova Space, a través de Alejandro, nos facilitará los conocimientos y logística.

Para finalizar, me gustaría comentaros que, en lo personal, es la mayor experiencia de mi vida como divulgador y organizador de actividades y proyectos educativos. Pensad que este proyecto debido a su dimensión internacional, va a generar unas sinergias sociales entre los participantes de los diferentes países que participan. No van a estar aislados en sus centros porque deberán reunirse online para comentar y compartir experiencias y los aspectos tecnológicos.

Después de todo lo antes comentado ¿Alguien duda que se trata de la aventura educativa más emocionante que jamás se ha propuesto? Para todos los equipos que trabajan en este proyecto, entre los que me incluyo, es el más grande de los proyectos.