viernes, 29 de marzo de 2024, 08:36

El Festival de Valdepeñas, un refugio flamenco

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Texto: Isabel Muñoz 

Fotos: Prudencio Morales 


Se celebró el pasado sábado en el teatro auditorio Francisco Nieva y en fechas más tardías de lo acostumbrado la XLIII edición del festival de arte flamenco de Valdepeñas.  Un evento que año tras año es capaz de ofrecernos el mejor flamenco posible sin dejar de sorprendernos. 


El espectáculo comenzó con la guitarra de Niño Seve en solitario, que interpretó un toque por taranta, dejando muestras de su calidad y su virtuosismo. El guitarrista cordobés poco a poco se está convirtiendo en un prodigio de la guitarra, puesto que destaca con maestría en cualquier faceta que un guitarrista flamenco pueda dominar: el toque como concertista, el acompañamiento al cante y al baile, y la composición, como demuestra en su primer trabajo discográfico Luna de la judería, recientemente estrenado. 


Llegó el turno del joven Manuel Jiménez. Con las voces expertas y poderosas de Antonio Campos y Juan Ángel Tirado y la versada guitarra de Juanma El Tomate, el bailaor nos ofreció un intenso baile por soleá, dejando patente su evolución en los últimos años, en los que ha progresado de forma notable. Un extenso cante por tangos de los cantaores granadinos sirvió de respiro para que Manuel volviera a poner toda su fuerza, entrega y pasión en el baile por bulerías, completando una destacada intervención, en la que siempre estuvo presente la influencia en su estilo del maestro Farruquito.  


El plato fuerte llegó con la voz eterna de El Pele. Es un auténtico y enigmático milagro flamenco que un cantaor de su veteranía conserve la voz en las mismas condiciones físicas que cuando era joven, casi se podría decir que en mejor estado. Esperemos que sus facultades perduren durante mucho tiempo. Con el acompañamiento de la guitarra de Niño Seve, el fastuoso violín de Igmar Alderete y las palmas de Naim Real, Edu Gómez y Pele Junior, inició su actuación por zambra, en ese perpetuo homenaje al maestro Caracol, asombrando desde el primer momento al público asistente.  Continuó por malagueñas, hasta tres, a las que remató con otros tres cantes abandolaos, fandangos, el estreno del tema El aire yun festero ramillete de tangos. Culminó su actuación, a petición del respetable, sentando cátedra por soleá, en un recital que de haber alargado más podría haber sido memorable. Para bien o para mal El Pele nos dejó con ganas de más, esperando volver a vibrar con nuestra música predilecta, el flamenco. 


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