José Carlos Rodríguez: "Los dos sentimos pasión por el vino y no hay nada más bonito que poder elaborar el tuyo propio"

Hace casi tres años que José Carlos Rodríguez y José Luis Villegas decidieron unir sus destinos para dedicarse a su pasión y elaborar sus propios vinos, "el vino soñado", como les gusta decir. Así nació Pies Viejos Parajes y Viñedos, un proyecto del que han salido hasta ahora cinco referencias, tres de ellas en Cebreros y dos en Valdepeñas. Unos vinos, que aún no se han comercializado en su totalidad, pero que ya podemos encontrar en gran parte de restaurantes y tiendas de Valdepeñas y comarca y en otros puntos de España. De todo ello hablamos con uno de sus creadores, el sumiller valdepeñero José Carlos Rodríguez.

¿Cómo surge el proyecto de Pies Viejos?

El proyecto surge hace casi tres años entre José Luis Villegas y yo, aunque hacía más años que teníamos algo pensado y hemos ido avanzando, formándonos y, sobre todo, poniendo en común nuestras ideas para llevar a cabo este proyecto que de lo contrario hubiera sido imposible. Para elaborar vinos artesanos de unas características tan peculiares hay mucho que preparar, no sólo a nivel de elaboración, sino económico, de ubicación, de estrategia... Ambos llevamos muchos años dedicados al vino en cierta manera, en comunicación y en sumillería, y teníamos ganas de plasmarlo en un vino, el vino soñado como nosotros le llamamos.

¿En qué ha consistido vuestro trabajo?

Nuestro trabajo ha consistido en primer lugar en elegir los viñedos que más se adaptaban al estilo de vino que queríamos hacer. El año pasado, que fue el primero, tanto los viñedos que tenemos en Cebreros como los que tenemos en propiedad, como los que tenemos arrendados, ya los teníamos en cultivo y estábamos trabajando sobre ellos, pero los de Valdepeñas fueron unas viñas que el año pasado tuvimos que cogerlas porque no nos quedaban muchas opciones. Pero para la cosecha de 2022 hemos utilizado unas viñas que teníamos arrendadas desde hace mucho tiempo, que reúnen unas características mucho mejores que el año pasado para lo que queremos hacer. Las viñas de Cebreros son viñas que trabajamos nosotros, las cultivamos nosotros, las podamos, las vendimiamos,... y estar encima de un viñedo tan viejo como es el de El Vigilante, que tiene 104 años exige un análisis muy pormenorizado de planta a planta. De hecho, estamos contínuamente repoblando la viña con sangre de la propia viña mediante selección clonal de yemas de los mejores sarmientos de las mejores plantas de esa propia viña para que no pierda energía. Y luego tenemos protocolos de elaboración que, tanto en Valdepeñas como en Cebreros los llevamos a cabo y ahora principalmente estamos con la implementación comercial, que es bastante complicado, seleccionando distribuidores y buscando los nichos de mercado que más se adaptan al tipo de vino que elaboramos.

¿Por qué habéis querido elaborar vuestros propios vinos?

Por un sueño. Somos dos personas que nos gusta muchísimo, que sentimos pasión por el vino, y no hay nada más bonito que poder disfrutar de tu propio vino y, sobre todo, del camino, del recorrido hasta que llegas a tenerlo embotellado. Es apasionante. Hay mucho riesgo, mucho temor y mucho trabajo. Algunos son vinos artesanales que requieren un cuidado diario, catarlo diariamente, jugamos al límite entre lo natural y lo no natural. Somos mínimos intervencionistas, por lo que nuestros vinos no permiten que los abandones y luego corregir con algún tipo de producto, sino que exigen tener una vigilancia constante. Y lo hemos querido hacer por un sueño, una pasión, y también por hacerlo llegar, comunicarlo y enseñarlo. Son vinos muy singulares, muy concretos, que gustan o no gustan, pero a quienes le gustan, le gustan mucho, igual que a nosotros. Entonces eso nos hace disfrutar mucho.

¿Qué vinos habéis elaborado?

Nuestro proyecto encierra cinco referencias de vinos. Tres en Cebreros bajo el amparo de la DOP Cebreros. Y dos en la zona de producción de Valdepeñas, que son Vinos de la Tierra de Castilla. Los de Valdepeñas son Orange Wine, un vino estructurado en pieles con una complejidad que vale como vino gastronómico para muchísimas cosas. Es un vino que permite tomarlo incluso a partir de 10 grados centígrados, que se ha denominado vino blanco pero es un vino naranja con unas complejidades y unos aromas diferentes. O te puede gustar o no pero es muy diferente. Luego hemos elaborado una garnacha de páramo, también en Valdepeñas, de pie franco, que se llama 'La viña es bella', que está embotellado pero aún no ha salido a la calle. Estamos esperando que llegue su momento óptimo.

Y en Cebreros tenemos tres. El Alberchón, que es un vino que representa al paraje del Valle del Alberche, de 90% de suelo granítico, 10% suelo de pizarra, viñedos entre 890 y 1.080 metros de altitud, muy fresco, frutal, granítico, floral, un vino súper divertido y muy complejo, que va evolucionando a unas marchas tremendas.

Luego tenemos otro vino tinto, de nuestra parcela, El Vigilante, que han salido sólo 427 botellas, que es complejísimo, expresivo, muy generoso, tiene un cariz muy gastronómico y transmite muy bien la edad y el microclima de la viña. Ese toque de sotobosque, de retama, de pino, de suelo de arenas rosas y grises de granito, todo eso está muy bien transmitido, con la fruta muy madura, tiene unos balsámicos muy golosos, muy dulces, muy especiado, y tiene mucha estructura.

Y luego el Albillo Real, que han sido 304 botellas, una pequeña viña, muy vieja también, que tenemos alquilada. Tiene una crianza de ocho meses en madera blanca europea, igual que el resto. Está embotellado y está esperando su momento de salir a la luz puesto que tiene todavía que pulir una arista que no nos llega a convencer del todo.

¿Dónde podemos encontrarlos?

Vamos a nuestro ritmo, a un ritmo lento, nos gustaría estar en algunos puntos de España que aún no lo hemos conseguido pero tenemos avanzados unos acuerdos para distribución nacional y para exportación, que van como tienen que ir y esperamos que funcione. En Valdepeñas se pueden encontrar en la mayoría de los bares que trabajan el vino, como Casa de Gavilla, Comendador, Don T, Cañitas, Carpeto, San Antonio, La Aguzadera, El Coto de Quevedo, Retama, y otros sitios más... Luego también están en Jaén, Granada, Marbella, Madrid, Girona.... Para adquirirlo en tiendas está en Hermenegildos, 11 Ánforas y Ágape.

¿Tenéis algún proyecto dentro de Pies Viejos?

Nuevos proyectos no. Sólo tenemos ideas de tipos de vinos de muy pequeña producción que seguramente para el año que viene hagamos algunos de ellos que tenemos pensados. Lo que va a salir pronto al mercado son unas ocho damajuanas del Orange Wine 2021 en oxidativo que han estado criándose durante muchos meses en una cueva con un poco de cámara para oxidarlos y que tengan más complejidad y maduración en fruta. Tenemos ya dos encargos de restaurantes con Estrella Michelín para eso. Y para el año que viene es probable que hagamos otra cosa muy curiosa también pero aún no está concretada.

¿Por qué el nombre, 'Pies Viejos'?

El nombre tiene ciertas connotaciones que definen nuestra filosofía. Hace alusión a que nosotros trabajamos con viñas que tienen un mínimo de 60 años. Que tengan una edad, que den poca cantidad de fruta, de porte bajo, en sitios lo más alejados posible de las carreteras y las ciudades, y entornos con climas muy particulares. También en tipo de suelo bastante respetado, que no tenga erosión por utilización de productos sistémicos o químicos. Algo de lo que huimos rotundamente y nos interesa muchísimo cuando vamos a ver una viña es saber el número de años que lleva sin usarse. Necesitamos que la viña lleve diez años mínimo sin utilizar ese tipo de producto porque nosotros no lo usamos. 

Y 'Parajes y Viñedos' quiere decir a que usamos parajes ubicados en zonas que para nosotros representen muy bien el terruño, el clima de la zona, el tipo de suelo, y que se presten a una viticultura muy respetuosa.