viernes, 19 de abril de 2024, 10:20

Doblaron las campanas por el fallecimiento de doña Inés Ibáñez Braña

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Doña Inés ha fallecido. Murió anoche jueves en su domicilio de Pintor Mendoza, en paz y rodeada por sus familiares. Ya por la mañana los comentarios que nos llegaron eran de que “se estaba muriendo doña Inés”.


Mañana sábado a las diez, se ofrecerá la misa de corpore in sepulto en la parroquia de la Asunción.


Para hablar de doña Inés, no es necesario ni tan siquiera añadir los apellidos, Ibáñez y Braña. Hubiera cumplido el próximo día 10 de diciembre, cien años, un siglo de vida dedicada íntegramente a la música, su verdadera vocación y pasión.


Me dijo en cierta ocasión (hace ya años) Tomás Megía Ruiz-Flores (al que agradezco la aportación de datos biográficos), que si a doña Inés Ibáñez le preguntábamos cuando era su cumpleaños, con casi total seguridad nos diría “que ella ya no cumple años”. Estaba destinada a la eternidad.


Su padre, el recordado Luis Ibáñez Fernández, que había nacido en Sigüenza, decidió casarse en 1914 con la madrileña Carmen Braña Sierra. De esta unión nacieron diez hijos: Conchita, Luis, Emilio, Carmen, Sara, Inés, Antonio, Luisa, Jesús y Jesús. Sólo vivirán Luis, Emilio, Inés y Antonio.


Doña Inés nació el 10 de diciembre de 1922, es decir que como ya he reseñado, hubiera cumplido cien años. Su familia vivía justo encima del esquinazo del Sebastián en la entonces, calle Principal y hoy Maestro Ibáñez, en honor de su padre.


Comenzó a estudiar música para examinarse “libre” en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid.


CORAL DE VOCES BLANCAS


En el año 1942, Luis Ibáñez y su hija Inés crean la Coral de Voces Blancas de la Sección Femenina, germen de la actual Agrupación Coral “Maestro Ibáñez” y la Rondalla de Educación y Descanso.


Tres años más tarde es cuando por primera vez, Inés Ibáñez se sube al escenario y dirigir “su coro”. Han pasado ya la friolera de 77 años.


En 1948, concretamente en el mes de julio, en el teatro Royalty, participan de forma conjunta padre e hija. En la primera parte interviene el Coro Femenino de la Sección Femenina dirigido por Inés y la Banda Municipal a continuación.


En 1949, su coro es premiado en el Concurso Internacional de Canciones y Danzas Populares, obtienen el segundo premio internacional y el primero nacional. Su padre le arregla canciones populares para su interpretación, sin embargo pretende que esto sólo sea un divertimento, nunca un modo de vida.


En sus estudios musicales que abarcan desde 1949 a 1958, Inés, obtiene las mejores calificaciones, ello le va a ayudar en su empeño para obtener la plaza de Profesora de Música de la Escuela-Hogar del Instituto de Enseñanza Media de Valdepeñas, nombramiento que obtuvo de forma interina y que tendría efectos económicos el 1 de enero de 1950 con un sueldo anual de tres mil quinientas pesetas, puesto que no abandonará hasta su jubilación como catedrática.


En 1954, el 7 de mayo, Inés colabora con su padre, preparando bailes, para la función-homenaje a la Rondalla de Educación y Descanso y, con el comienzo del curso escolar, como muchos saben, llega a Valdepeñas, procedente de León, donde explicaba Lenguas Clásicas, Filosofía y Literatura, D. Rafael Llamazares González.


Conoce a Inés en la biblioteca municipal, regida por Eufrasia Lasala, y se queda prendado de ella y, luego, busca una excusa para quedarse aquí. Le atrae, según su propio testimonio, la vida cultural de Valdepeñas.


Tras unos años de relación, el 3 de julio de 1957, en la capilla del Asilo, se casan Inés Ibáñez y Rafael Llamazares. No tuvieron descendencia.


A la muerte de su padre, Inés se hace cargo definitivamente del Coro que, hasta entonces había dirigido al alimón con su padre, y le incorpora –procedentes del Instituto “Bernardo de Balbuena”—las primeras voces masculinas con las que contará la Coral, y hasta el día hoy bajo la dirección de Carmelo Navas.


En esta segunda etapa también los premios se suceden: provinciales, regionales y nacionales. En 1978, y a propuesta de su Junta Directiva, el coro toma dos decisiones: no volver a concursar y poner el nombre de su creador a la Coral, desde entonces es conocida tal y como su nombre indica: “Agrupación Coral Maestro Ibáñez” de Valdepeñas.


DIVERSOS RECONOCIMIENTOS


Su directora ha recibido en Valdepeñas --junto con sus hermanos Luis, Emilio y Antonio—múltiples homenajes. Es Hija Predilecta de la ciudad y de Castilla La Mancha. Tiene dedicada una calle y un auditorio en la plaza de la Veracruz.


En la noche de este pasado jueves dirigió su último concierto, para el que contó con el acompañamiento de ángeles celestiales, arcángeles y querubines.


Tuvo su genio, porque no es fácil contender con un colectivo amplio, y sobre todo tantos años, pero fue una mujer de una excelente talla humana. Simpática, sencilla, amable, cercana.


Recuerdo cuando en el año 2017 vino la 2 de Televisión Española a retransmitir la misa del centenario de la Cofradía de Jesús Caído y en la que cantó la Coral por ella dirigida, al día siguiente me dijo: “Ángel, ya me puedo morir, no me falta ya nada por hacer”.


San Pedro, dueño de las llaves que conducen al cielo, le abrió las puertas y ahora ya goza del descanso eterno.


Nos dejó doña Inés. Se fue a la casa de Dios tranquila y rodeada de los suyos, para encontrarse con los que ya no estaban entre nosotros.


Su huella humana y artística permanecerá siempre en el recuerdo.


La Virgen de Consolación, por la que tanta devoción demostró en las misas y sobre todo en los conciertos que dirigió en la Asunción, habrá sido la mejor intercesora para presentarla ante el Altísimo.


Doblaron las campanas por Doña Inés. Descanse en paz.


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