El renovado Museo de Gregorio Prieto deja al descubierto uno de sus tesoros más desconocidos, su impresionante cueva, con motivo del Día de la Región

El renovado Museo de Gregorio Prieto ha abierto este martes, de manera excepcional con motivo del Día de Castilla-La Mancha, las puertas de uno de sus tesoros más desconocidos. Se trata de la cueva, que data desde que existe el propio edificio, una casa solariega manchega de los siglos XVII-XVIII.

Una cueva que ya los antiguos propietarios utilizaban como bodega para almacenar vino y conservar alimentos a modo de despensa. De hecho, en una parte de la cueva se pueden apreciar los huecos dejados por las tinajas, mientras que en el otro ala los visitantes pueden contemplar una auténtica maravilla, pues se conservan las tinajas pero tiene la particularidad de que está inundada de manera natural. Un nivel de agua que se mantiene normalmente estable, con agua cristalina y transparente, según ha destacado Jesús Rubio, coordinador del Museo de Gregorio Prieto.

Cuenta con una extensión de unos 80 ó 100 metros cuadrados, aunque exactamente no se puede cuantificar puesto que la zona inundada no es accesible y es posible que pueda llegar hasta el final de la calle Unión o incluso más allá.

Sin embargo, esta joya rara vez se va a poder visitar puesto que normalmente se encuentra cerrada debido al problema de humedad que genera para las obras de arte. Además, como explica Rubio, "la cueva no entra en el mundo de Gregorio Prieto porque él no vivió aquí ni fue su vivienda y nuestra labor es difundir su obra y su vida". Pero sí que ha asegurado que será abierta al público en puntuales ocasiones.

Hay que recordar que el Museo de Gregorio Prieto ha reabierto sus puertas recientemente después de unos dos años cerrados debido a unas obras de reforma y adecuación, que le han modernizado y colocado en el siglo XXI. Ahora su puerta de entrada está situada en la calle Unión, con acceso directo a un patio tradicional manchego.