jueves, 1 de mayo de 2025, 02:56

Depresión

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080422 va opinion



Hace ya unas cuantas semanas que no envío al Eco de Valdepeñas ningún artículo de opinión. Y, eso que me gusta tanto, he dejado de hacerlo porque me encuentro en un estado depresivo bastante fuerte.


Escribir unas letras, mejor o peor, me hace sentir útil, aunque no los lea mucha o poca gente, me hace saber que existo y que a alguien le importa añadir a su periódico mis palabras.


La depresión es un trastorno mental, que conlleva un bajón en el estado de ánimo, asociado a alteraciones del pensamiento y comportamiento.


Esta enfermedad mental no es inventada por ningún paciente, aunque mucha parte de la población lo vea así. No es exagerada, no es vagancia, apática, ni mucho menos.


Hablo desde mi situación personal y os puedo decir que es real, desgraciadamente, y que, aparte de otro trastorno que tengo, llevo once años luchando con ella y no la termino de superar.


El tratamiento que conlleva es medicación y terapia. La psiquiatra hace su función de medicación, base de la recuperación, pero como no termino de controlarla, añade, cambia otros medicamentos a ver si funcionan. Pero esta última vez no está funcionando como me gustaría.


El tratamiento complementario, como ya os he dicho es la terapia. He trabajado con psicólogas, psicólogos, terapeutas, y sigo sin avanzar nada.


De verdad, no sabéis lo que es sufrir esta enfermedad. El control de la mente es muy complicado. Necesita mucho trabajo, pero no es del todo efectivo.


El cambio que ha experimentado mi vida es tremendo. Yo no soy ni el cuarenta por ciento de lo que era antes. Siempre he dicho que mi cerebro no funciona, y es así.


Parece que está partido en dos. Y uno se impone sobre el otro. Por un lado, está el estado depresivo, y, por otro lado, está el que intenta luchar contra el primero. Pero no consigo controlarlo. Y, esto supone una lucha continua, que me lleva al abatimiento, llanto incontrolado, desaliento, porque no sé cuando voy a poder estar medio bien, con eso me conformo, y poder ser un poco feliz.


Y, a partir de aquí, voy a realizar una crítica constructiva para los profesionales de salud mental.


Yo, la verdad, no entiendo que esto se pueda controlar durante un tiempo moderado. Entiendo, que son funcionarios, y entiendo, que tienen que ver a unos cuántos pacientes, cada día. Cada uno con su problemática y que no son dioses para resolver en poco tiempo tu estado mental. Todo eso lo entiendo.


Pero no es lo mismo que ir a tu médico de atención primaria, para que te recete medicación porque tienes fiebre, y otra patología sencilla.


Está claro que se necesitan mas profesionales para que las citas no se dilaten en el tiempo, pero cuando tu psiquiatra te dice que no sabe qué hacer conmigo y que, si le doy autorización para presentar mi caso a sus compañeros, se me queda una cara de que, si no lo sabes tú, menos sé yo. Y ahí, surge la primera desilusión.


Luego está, por otro lado, otro organismo público, con psicólogo, terapeuta, al que acudí hace un año. Mi bajo estado de ánimo, me llevó a pedir más ayuda. Así lo hace. Porque dejas de hacer cosas que antes las tenías normalizadas. Y hago referencia a cosas muy básicas, como las tareas de la casa, la higiene personal. Etc.


Y, un año después, me encuentro mucho peor. Yo no quiero hablar de cómo me siento. Ya lo sé yo de sobra. Me pueden dar unas pautas, que no llegan a ningún resultado satisfactorio, no quiere terminar la terapia llorando, porque ya lloro suficiente en casa.


Lo que yo quiero es que me ayuden a solucionar lo que os he dicho anteriormente. Pongo un ejemplo, aunque me da mucha vergüenza. Como es la higiene personal.


Y, después de un año, no saben cómo ayudarme. Tiene guasa la cosa. ¿Y, así me lo han hecho saber y qué hago yo entonces? ¿Buscarme la vida yo sola? ¿A ver si yo sola soy capaz de solucionarlo? Pero no puedo, sé lo que tengo que hacer, pero mi estado de ánimo, impide que lo haga. Alguien me tiene que dar una solución. Pero no me la dan. Y eso me lleva a la desilusión y tristeza.


Y, me encuentro sola. Muy sola. Así que tiraré hacia delante, no sé ni cómo ni cuándo, porque las ideas de muerte siguen muy abiertas. No lo descarto como ya lo intenté una vez.


Por eso, pido por favor, que, si alguien conoce a una persona, familia, amigo, que esté pasando por esto. Por favor, darles credibilidad. Al día se suicidan diez personas. Es el mayor número de decesos de todo tipo de fallecimientos en el mundo.


Y, por último, que ya estoy llorando y quiero terminar, ruego a las autoridades sanitarias, mayor espacio para los pacientes de esta grave enfermedad.