El próximo lunes los miembros del Consejo Rector de Cooperativas Agro-alimentarias de Castilla-La Mancha, que preside Ángel Villafranca, portavoces sectoriales y directivos de la organización, se reunirán con el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, y su equipo, para analizar la actual situación del sector y pormenorizar las medidas necesarias contenidas en el Plan de Competitividad del Cooperativismo Agroalimentario de Castilla-La Mancha, que se le ha hecho llegar previamente.
La caída de las rentas de los productores en la última década demuestra que las ayudas directas no son suficientes para resolver los problemas del sector, debido a su atomización y escasa organización comercial, provocando un gran desequilibrio en la cadena alimentaria, en favor de la gran distribución.
El modelo basado en grandes empresas proveedoras de la gran distribución, con gran poder de negociación hacia los niveles más bajos de la cadena, lejos de ser una alternativa, supone una amenaza para los productores castellano-manchegos.
Esta situación requiere una reorientación de la política agraria regional y actuar en una serie de medidas estratégicas que darán sus frutos a medio y largo plazo y que provocarán el cambio estructural que necesita el sector agrícola y ganadero. Sin ellas no será posible afrontar el futuro con posibilidades de éxito.
Las cooperativas son un instrumento fundamental para la economía de las zonas rurales y ejemplos tenemos bien cerca que demuestran que, dónde han desaparecido las entidades asociativas, la crisis de los productores es mucho más dura y profunda. El segundo pilar de la PAC debe mejorar la competitividad a través de programas que incentiven la integración cooperativa y la creación de grupos empresariales de base cooperativa.
La competitividad del sector productivo está estrechamente ligada a la dimensión, la concentración y la organización de la producción. Independientemente de otras decisiones políticas, el sector productor necesita un plan que incentive la organización y concentración de la producción, especialmente a través de las empresas cooperativas.
El Plan de Competitividad propuesto por la organización, como punto de partida, análisis y debate, se basa en tres medidas: fomentar la integración de nuestras entidades, en otras de ámbito supra-autonómico; diseñar una política para incentivar la integración cooperativa a nivel regional; y la puesta en marcha de un plan de sensibilización de la necesidad de la integración cooperativa a rectores, directivos y socios, con visitas e intercambios a cooperativas de referencia, acciones formativas, encuentros, jornadas, reuniones, material para su difusión, desarrollo de acciones que faciliten la captación de nuevos socios, etc.
En la reunión también se analizaran otros temas, tanto de carácter sectorial: vino, aceite, frutas y hortalizas, cultivos herbáceos, ganadería; como horizontal: agua, situación del nuevo programa de Desarrollo Rural 2015-2020, medidas agroambientales, formación, seguros agrarios, etc.
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