Este año 2020, marcado por la emergencia sanitaria del COVID-19, la campaña cobra un especial sentido por la vulnerabilidad de este colectivo y hemos elegido como lema: “Escucha su historia: ¡Somos necesarios!”. Donde ponemos de manifiesto una necesidad de colaboración no solo caritativa, sino una acción de justicia, de necesidad laboral entre empresarios y trabajadores.
Ante las circunstancias excepcionales actuales, tenemos que seguir una serie de recomendaciones y organizar todo de tal modo que no pongamos en peligro la salud de nuestros voluntarios, ni tampoco la de las personas temporeras, y por supuesto, evitando en todo momento que pueda surgir cualquier nuevo brote de coronavirus.
Recordamos la necesidad de legalizar a nuestros temporeros con contratos por escrito, respetar la jornada laboral y los sueldos estipulados en el convenio provincial del campo, compensar los desplazamientos sino se ofrece vehículo, y facilitar una vivienda digna. Es necesario para evitar intermediarios, engaños y restricciones de los derechos laborales, que la contratación se haga directamente por el empresario.
Aun reconociendo que la mayoría de los agricultores de nuestra localidad cumplen la legislación laboral, todavía existen trabajadores sin contrato, sin alta en la Seguridad Social, o salarios por debajo del convenio, privaciones laborales que nadie de nosotros aceptaríamos.
Como sociedad no podemos seguir mirando hacia otro lado, no podemos seguir consintiendo algunas prácticas abusivas -no generalizadas- y por supuesto no podemos acostumbrarnos a las situaciones de abuso o explotación.
“Escucha su historia: ¡Somos necesarios!”. Conocer su historia, sus pensamientos, expectativas, sufrimientos y decepciones, permite conocer más a fondo las situaciones de exclusión y de vulneración de derechos que están sufriendo. Permite mirar a la persona temporera con otros ojos y cambiar la mirada hacia ellos.