Este año celebrar el Día de Caridad tiene un sentido diferente y especial. La pandemia mundial nos ha desbordado y la enfermedad, la muerte de nuestros seres queridos y el aislamiento, han dejado paso a la inseguridad económica y laboral, a la pérdida de empleo, o a los ERTES
Sin embargo, es desde esta fragilidad desde donde hemos visto brotar miles de gestos solidarios llenos de caridad, gestos que no esperan nada a cambio. Personas de todas las creencias, oficios, de todos los pueblos y barrios, se han movilizado y puesto al servicio de una humanidad amenazada y herida. Aquello que otras veces se nos olvida y nos arrastra hacia el egoísmo y la individualidad, hoy nos ha posicionado en lo comunitario.
Como comunidad cristiana, tenemos el reto de acompañar y cultivar la solidaridad emergente para que no sea sólo una reacción a la amenaza compartida, sino una forma nueva de ser y estar en el mundo.
La Semana de la Caridad es una semana para la acción, para salir al encuentro y dar testimonio. En esta ocasión no vamos a poder realizar gestos en los que puedan participar muchas personas reunidas, pero sí podemos hacernos activistas de la caridad, tomar partido, comprometernos a realizar gestos sencillos que reflejen el amor por la vida y nuestro compromiso con las personas que están viviendo situaciones de fragilidad; el amor por la naturaleza y nuestro compromiso por cuidar el medioambiente; la defensa de la dignidad y la justicia y nuestro compromiso para que todas las personas tengan acceso a los derechos humanos. Desde este punto de vista, hemos querido este año dirigir la campaña de #Caridad2020.
Para todo ello te invitamos a ser activista, participar activamente en una causa, en pensar en los demás más allá de lo propio, en hacer del bien común una causa propia.