Este jueves a las 13:30 horas del mediodía fallecía en Valdepeñas el sacerdote Julián Ramírez Manzanares a los 89 años de edad, justo un mes después del fallecimiento de otro querido y conocido sacerdote, Francisco Bravo del Castillo. D. Julián lleva ingresado en el Hospital General de nuestra ciudad desde el pasado día 1.
Por ese motivo las campanas de la parroquia de la Asunción han tocado a tránsito a las 14:15 horas, y a las cinco de la tarde se ha celebrado la misa de cuerpo presente en el tanatorio de Nuestra Señora de Consolación presidida por el actual párroco de la asunción, Enrique Galán Ruedas. A las 7 de la tarde sus restos han sido inhumados en el cementerio de Torrenueva junto a los de sus padres.
Durante 32 años, D. Julián fue párroco de la parroquia de la Asunción y tras finalizar su vida activa continuó residiendo en Valdepeñas.
Nacido en Torrenueva un 22 de septiembre de 1930, fue ordenado sacerdote en la parroquia de la Asunción de Valdepeñas en junio de 1953 junto a otros 18 sacerdotes de la zona por el entonces Obispo Diocesano, Emeterio Echevarría, sin haber cumplido aún los 23 años de edad.
La primera misa la dijo el 1 de julio de 1953 en la parroquia de Santiago el Mayor de Torrenueva.
Cursó estudios de Física y Química en la Universidad Complutense, hasta que fue requerido como educador y profesor en el Seminario Menor de Ciudad Real, permaneciendo allí hasta que fue nombrado párroco de la Parroquia de la Asunción de Valdepeñas un 12 de septiembre de 1974, hasta que el 27 de agosto de 2006 fue relevado por Ángel Almansa Rodríguez, permaneciendo como adscrito.
D. Julián siempre recordada sus dos grandes amores, sus dos grandes pasiones, el seminario y Valdepeñas.
Desde el Ayuntamiento de Valdepeñas, la corporación municipal ha traslado sus condolencias a la familia y amigos de don Julián Ramírez Manzanares. Precisamente siendo concejal de cultura el actual alcalde Jesús Martín Rodríguez-Caro, fue nombrado hijo adoptivo de Valdepeñas en el año 1998, motivado por su trayectoria al frente de la parroquia de la Asunción, y por su entrega generosa en el magisterio sacerdotal.
Fue exaltador de la poesía y del vino a petición del Grupo El Trascacho, recibiendo numerosos reconocimientos de distintos colectivos sociales y religiosos. Estuvo muy vinculado a la Asociación Española contra el Cáncer, Rosae, AFA, hermandad de donantes de sangre, etcétera.
Sus aficiones fueron entre otras, la lectura, la música, y el deporte, pero hay que destacar sobre todo su generosidad por esa entrega diaria a los demás, por su cercanía y su buena voluntad, su eterna sonrisa.
El actual párroco de la Asunción, Enrique Galán Ruedas que fue antiguo alumno de D. Julián, señalaba que este fue como un padre muy humano en su etapa de formador del seminario.
Por otra parte, Enrique Galán ha destacado que D. Julián ha sido un buen pastor de la Iglesia, gozando de un gran carisma.
Cuando las circunstancias lo permitan, la parroquia de la Asunción convocará a todos a una misa funeral por su eterno descanso.
Descanse en paz D. Julián, el párroco eterno.
ÁNGEL LÓPEZ SÁNCHEZ
Periodista