
Hola septiembre, adiós verano… Volvemos a encontrarnos con la rutina, días más cortos, vuelta al cole, actividades, vida laboral y esto nos hace plantearnos volver con hábitos saludables y comer mejor. No se trata de no tomar nunca más esa cervecita que nos da la vida o ese capricho que en estos meses de calor se han convertido en habituales. ¿Por qué no esta vez lo hacemos de forma definitiva?
Aprender y llevar una alimentación saludable no significa comer solo pollo o pescado a la plancha con una verdura. La alimentación balanceada tiene un amplio abanico de comida y no debe ser aburrida ni sosa.
¿Cómo organizarnos nuestra despensa y frigorífico? En primer lugar debemos eliminar todos aquellos productos innecesarios que no forman parte de una correcta alimentación diaria:
- Salsas: mayonesas, kétchup, mostazas, salsa rosa… todas ellas son totalmente prescindibles. Lo único que aportan son azúcares y grasas, enmascarando el verdadero sabor de los alimentos.
- Patatas, snacks y aperitivos: otro gran grupo de procesados que no aportan ninguna calidad nutricional a nuestra dieta diaria y que boicotean cualquier intento de comer bien.
- Galletas, bollería y dulces: alimentos destinados a los desayunos y meriendas por sus sabores dulces y palatables que vuelven a aportarnos unas cantidades de azúcares y grasas innecesarias. Mi consejo: si vas a desayunar galletas o bollería mejor no desayunes, evita ese disparo al corazón.
- Refrescos, zumos envasados y bebidas azucaradas: no necesitamos ninguna de estas bebidas ya que no nos aportan nada necesario para nuestro cuerpo y si realmente queremos hidratarnos el agua es la mejor opción.
- Fiambres y carnes procesadas: la famosa “caja del fiambre” que tan socorrida es para las cenas con un bocadillo de chorizo o de mortadela que en la mayoría de los casos se componen de un porcentaje de carne mínimo y una gran cantidad de harinas, féculas, sal y restos de otros productos cárnicos. Esto parece difícil, pero mirando los ingredientes podemos seleccionar un embutido de mejor calidad si su mayor proporción es carne y poco más.
Y ahora… que debemos tener siempre en casa:
- Frutas y verduras: nunca deberían faltar en nuestra base de alimentación. Nos aportan calidad nutricional al 100% y no debería pasar un día sin comer algún tipo de verdura, ensaladas, cremas caseras, rehogadas…
- Legumbres, patatas, pastas y arroces: los grandes temidos a la hora de “reconducir” la alimentación. Deben ser desterrados y únicamente combinados de mejor manera y controlar las cantidades de consumo ya que son nuestra energía y su eliminación puede provocar grandes desajustes en el organismo.
- Carnes, pescados y huevos: las proteínas, grandes aliadas para hacer de nuestras comidas platos completos y, además, aportan saciedad.
- Lácteos y quesos: mucho se habla de leche, si, leche, no así de otros productos lácteos que no deben ser eliminados en nuestro día a día, ya que nos aportan grasas y con un consumo controlado son buenos alimentos.
- Pan: otro de los alimentos más problemáticos a la hora de querer cuidarnos. Si, es cierto que actualmente se ofrecen muchos tipos de panes que quedan lejos de un pan correcto por sus harinas refinadas, azúcares y falsos porcentajes de harinas y cereales que no llevan pero que nos hacen pensar que estamos comprando “el mejor”. Un buen pan que solo lleve harina integral u otras como centeno, espelta… levadura y sal será una elección correcta. Sabiendo controlar cuanto comer y que no se come pan con comida sino comida con una pequeña porción de pan.
Para empezar a cuidarnos y aprender hábitos correcto esta es una buena base. Sin obsesionarse y perder nunca el control por exceso ni restricción y como siempre digo: ¡Come rico, come sano aunque sea con la mano!
Nutricionista Leticia Castillo Caminero.
