jueves, 25 de abril de 2024, 03:58

La visión universal del Yoga Esenio

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210418 VA YOGA


Esta es una conferencia que la Escuela de Yoga Witryh presentará el 26 de abril de este año en la sede de la UNESCO, en París, en el marco del “Tercer Congreso Europeo de Yoga”. 


El lema de este congreso es “El Yoga universal para el ser humano cósmico”. 


El ser humano cósmico es el ser humano que toma consciencia de que es un ciudadano del cosmos. En el cosmos no hay barreras, no hay fronteras, no hay norte y sur, ni este y oeste. Compartimos todos la misma esencia luminosa. 


Éste es el ser humano cósmico, el ser que ha tomado consciencia de que los valores importantes en la vida son el amor, la sabiduría, la solidaridad, la tolerancia, la fraternidad, el perdón. Podríamos decir que el lema del congreso es redundante ya que el Yoga es universal. 


El Yoga es patrimonio de todos los seres humanos, porque el Yoga es el camino para llegar a la unidad con Dios. Y Dios tiene muchos nombres, muchas formas, muchas manifestaciones. Recordemos al maestro Sivananda, cuando decía: "Déjanos adorarte bajo todos los nombres y todas las formas”. Seguro que todos los que estamos aquí estamos convencidos de que el Yoga funciona.


Pero,¿qué es el Yoga?¿Es un conjunto de técnicas, una filosofía, las enseñanzas de una serie de tratados profundos? El Yoga es cualquier camino que lleve a la unidad con Dios. El Yoga es cualquier camino que desarrolle la consciencia. El Yoga es cualquier camino que despierte en el ser humano la percepción de su propia divinidad, realzando y haciendo brillar todas las cualidades del alma. 


El Yoga es, en realidad, un estado. Ese estado en el que todas las cualidades del alma están tan desarrolladas que el alma brilla intensamente. Eso es el samadhi, el estado de Yoga, el estado de unión con el Divino. Y desde ese punto de vista, hay muchos caminos que llevan al estado de Yoga. 


Nadie puede adjudicarse el derecho de tener el camino correcto. Es más, nadie puede saber lo que hay dentro de una persona cuando realiza una actividad. 


En cierta situación, leí como determinados profesores censuraban una competición de un cierto estilo de Yoga. Y aunque, en cuanto a las formas, esa competición parecía estar muy lejos de lo que entendemos por Yoga, yo me pregunté: ¿Cómo podemos desde fuera saber lo que hay dentro del corazón de esa persona que está compitiendo? ¿Cómo podemos afirmar que esa persona está persiguiendo un premio y un halago para su ego si no estamos en su mente? ¿Y si en realidad, esa persona está actuando en la competición con el corazón abierto y henchido de amor por Dios y en plena comunión con el Divino, completamente desapegado del fruto de sus acciones, actuando sin actuar? 


Porque el Yoga no es una técnica, no es una filosofía, es un estado que se alcanza a través de diversos elementos. Es un estado en que lo que piensas lo sientes. Y lo que sientes, lo haces. Por eso, el Yoga es universal. Porque cualquier ser humano puede llegar al estado de Yoga, a su manera. 


Puede considerar que Dios es energía. O consciencia. O una esencia. O una vibración. O llamarle Alláh. O llamarle Jehová. O llamarle Brahma, lo Inmanifestado, el Espíritu Supremo, el Todo, El Eterno Invisible, Gran Atman, Elohim, Shangdi, Purusha, el Tao, Ishvara, Paramatman, Wakan-Tanka, Bhagavan, Wahe Guru, Ahora Mazda, Achamán. Y puede practicar ásanas, o formas de Tai Chi Chuan; puede pasar el día cantando mantras o bailando danza Sama; puede rezar o trabajar en un campo de refugiados. Puede crear poesía mística o hacer Bastrika. Lo importante es el objetivo, Son todos diferentes caminos que conducen a la misma cima. 


¿Podemos decir que no era Yoga la accesis mística de Santa Teresa de Jesús? ¿No era Yoga el camino de amor que enseñaba Yhasua o Jesús de Nazareth? “Déjanos adorarte bajo todos los nombres y todas las formas”. Déjanos cantarte con harmonium, con sitar, con guitarras, con tambores, con ukeleles, con pianos, con birimbaos, con yembés, con violines, con caracolas, con didgeridoos, con maracas, con tal de que cantemos tu nombre. 


Déjanos cantarte en cualquier idioma, con cualquier ritmo siempre cuando estemos cantándole a Dios, a sus manifestaciones, a su esencia. Déjanos adorarte bailando, bailando de cualquiera de las formas que haga que nuestro corazón explote de alegría, de entusiasmo, de una emoción que nos permita percibirte. 


Por eso el Yoga es universal. Porque pertenece a todos los países, a todas las culturas, a todos los pueblos, a todas las razas, a todas las corrientes espirituales. Y aunque sus técnicas más conocidas provienen de la India, ¿no eran Yoga los momentos de meditación, de reflexión, de contacto con la divinidad que el ser humano experimenta desde que tiene consciencia? 


El éxtasis ante un amanecer, un eclipse, el sentimiento de devoción reverente ante la caída de la lluvia fuertemente anhelada, ¿es muy diferente del canto del Maha mantra? Desde el primer homo que tenemos clasificado como tal, los pueblos dedicaron una gran importancia al contacto con el más allá, A veces rudimentariamente, otras de forma tan profunda y sofisticada que aún no hemos conseguido entenderla. Desde los albores de su existencia el ser humano percibe que hay algo sublime que lo trasciende todo y dedica a ese algo sublime momentos de su día, momentos de su vida o su vida entera.¿No es eso Yoga? Por eso el Yoga es universal. 


Porque detrás de cada corriente espiritual, de cada religión, de cada sentimiento místico, de cada expresión devota está el anhelo de unión con el Divino. Esta universalidad del anhelo de unión con el Divino fue lo que concluyeron diferentes corrientes espirituales bajo los auspicios de la fraternidad esenia en los años en que el avatar de la Humanidad desarrollaba su novena y última encarnación en el planeta Tierra con la personalidad de Yhasua de Nazareth.


Los esenios fueron una comunidad espiritual que se formó en el último milenio a. C. con una misión clara: preservar el verdadero mensaje de Moisés y preparar la venida de Yashua de Nazareth. Además de terapeutas peregrinos, escondidos en el anonimato para escapar de la persecución, motivo por el cual son tan desconocidos, fueron tenaces investigadores de la historia espiritual de la Humanidad, y como tales bebieron de la sabiduría de todas las escuelas, desde las egipcias hasta las himaláyicas. 


Dedicaban cada uno de sus días a la meditación y al desarrollo de las facultades espirituales, llevando una vida de consagración a la Divinidad y al servicio a los demás. En esta comunidad esenia fue educado Yhasua de Nazareth, y bajo su directriz, los esenios reunieron a representantes de la más elevada sabiduría del mundo: budistas, hinduistas, mosaístas, koptos del Sinaí, maestros de la Escuela de Alejandría y los propios esenios. Durante 10 días, cada sabio expuso las bases de su escuela y comunidad, llegando todos a la conclusión de que su objetivo, su pensamiento era común. 


La misma sabiduría divina palpitaba detrás de sus filosofías, vestida con diferentes nombres y formas. Todos sentían la existencia de una única Verdad absoluta, a la que podemos denominar de 1000 formas, según en qué parte de esta hermosa Tierra estemos. Y la espiritualidad, universalmente entendida, son los múltiples caminos que existen para llegar a esa única Verdad. Todos estos caminos son Yoga.


Esta universalidad es también la que manifestaron determinados pensadores espiritualistas y filósofos en los siglos XVII, XIX y XX cuando concretaron la Filosofía Perenne o Universal. Y es también lo que expresaron en su neovedantismo, Sri Ramana Maharsi, Swami Vivekananda y Sri Aurobindo, entre otros. 


Como dice Krishna en su Bhagavad Gita: “La misma doctrina de unión con Dios, eterna e inagotable que Yo impartí a Visvavat, y que fue transmitida de época en época, y que hoy te comunico a tí, Arjuna”. La misma doctrina revelada a la Humanidad y renovada periódicamente a través de la Historia. El Yoga esenio del siglo XXI, el Yoga esenio de Witryh, bebe de todas esas fuentes, reconoce como maestros de maestros a Krishna, a Budha y a Yhasua, reencarnaciones del Avatar de la Humanidad. 


También lo dijo Krishna en el Bhagavad Gita: “Cuandoquiera que la espiritualidad decae y la ignorancia predomina, Yo me reencarno como un Avatar. Era tras era aparezco en forma visible para restablecer la virtud” El Yoga esenio reconoce como maestros a todos los yoguis y místicos que buscaron la unión con el Divino, ya sean Swami Sivananda, Sri Aurobindo, Paramahamsa Yogananda o Francisco de Asís. Y se caracteriza por su metodología novedosa y dinámica. 


La Humanidad se pierde en un cúmulo de conflictos. A nivel global, la intolerancia y el odio pululan a sus anchas. Y a nivel individual, hoy la gente vive una vida complicada, llena de carencias, traumas, estrés, rencores y situaciones difíciles. Seguro que aquí todos coincidimos en que el Yoga es el camino para que esta Humanidad consiga dar el paso que la sacará de la miseria y la ignorancia. 


El Yoga es tan eficaz y poderoso que puede cambiar, por fin, el rumbo de la Historia. Puede hacer de esta Humanidad un enorme colectivo de fraternidad y amor.


Pero, para ello, debemos conseguir que llegue a todos los rincones de todos los pueblos. Las técnicas del Yoga son universalmente eficaces, pero su metodología está caduca. Y está caduca porque no está claro el objetivo. 


Hay multitud de escuelas, profesores y practicantes que repiten la práctica del ásana sin saber su objetivo. Y si no tienes una intención clara, todo lo que hagas no tendrá fuerza. El objetivo aporta motivación, estímulo, impulso y aspiración. El objetivo te aporta perseverancia, voluntad y fe.


Y ¿cuál es el objetivo? Es abrir el corazón. El corazón es la sede del alma. Cuando se abre el corazón el alma empieza a guiar tu vida. Entonces puedes empezar a despertar el silencio y todas sus potencialidades. Si el corazón no está abierto, el silencio se vuelve patológico, te conecta con tus pasiones, ansiedades y visceralidades. Una gran parte de la Humanidad está bloqueada en el primer chakra, Muladhara. Sin comida, sin refugio, sin protección, sin seguridad. Otra gran parte de los seres humanos viven envueltos en los llamados del segundo chakra, Swaddhistana. Atrapados por los deseos de todo tipo. Mucha gente vive obsesionada por el poder, terreno del tercer chakra, Manipura. Lo que corresponde al ser humano de esta era es abrir el corazón, despertar Anahata. Esa es la clave de la nueva era, el cambio de consciencia. 


Abrir el corazón es el camino hacia Dios, el camino del Yoga. A veces nos preguntamos por qué la evolución es tan lenta. Y la respuesta es porque no tenemos valor para vivir la vida con el corazón abierto. ¿Qué es tener el corazón abierto? 


Os cuento como lo describe el maestro Soma: Es una manera de mirar el mundo sincera, valiente, directa, amable, acogedora y pacífica. Es una mirada sin expectativas, que ama sin exigir nada a cambio. La persona que tiene el corazón abierto ama simplemente por amar. Es capaz de reírse ante la dura adversidad y extraer su enseñanza; responder a la agresión con un abrazo y seguir amando ante la crítica, el rechazo y el agravio. 


Para un corazón abierto, la vida es “Lilah”, el juego de Dios, donde hay que despertar sabiduría para encontrarle. Un corazón abierto comprende que nada está terminado, pero nada sin resolver. Sólo el corazón abierto puede vivir el entusiasmo y experimentar la verdadera aceptación de la voluntad Divina. Sólo el corazón abierto puede vivir la incertidumbre con pacífica alegría. 


Vivir con el corazón abierto supone vivir la vulnerabilidad y tomar decisiones con el corazón; tener el poder de vencer y elegir rendirse; tener la capacidad de poseer y elegir renunciar. Utilizando la Invocación de la Paz de Francisco de Asís: Un corazón abierto no demanda ser amado sino amar, No pide ser comprendido, sino comprender; No anhela ser consolado sino consolar.


Porque ha comprobado que dando es como se recibe, Perdonando se es perdonado Y olvidando el agravio se encuentra el amor desinteresado. No puedes estar en paz en una situación si no abres el corazón. Pero cuando lo abres, el alma comienza a vibrar. 


El mensaje oculto de todas las técnicas del Yoga es abrir el corazón para despertar el alma. El Yoga te impulsa a abrir el corazón con todas sus técnicas y pasos, con los Yamas y Niyamas, con el pranayama, con el ásana, con la meditación. 


Los Yamas y Niyamas tienen escrita implícitamente la Ley Universal: “No hagas a los demás lo que no quieras para tí. Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu hermano como a tí mismo” Kapalabhati te golpea el pecho, Bastrika te lo abre. Los ásanas te retuercen el cuerpo para que aprendas a abrir el pecho ante cualquier adversidad. 


Los ásanas son invocaciones para que las fuerzas del Cielo desciendan a la Tierra. Por eso, la consigna para el ásana en el Yoga esenio es: “Respira, disfruta y visualiza”


RESPIRA, céntrate en la presencia del aquí y ahora. Respira entregándote a la vida. 


DISFRUTA, siente a Dios dentro de tí, siente el gozo de ser parte del universo. Extrae de todas las cosas lo más hermoso que hay en ellas. 


VISUALIZA, visualiza la perfección, eleva tu pensamiento hacia lo más sublime, aspira hacia la perfección, sin obsesión, sin apego. Porque solo viviremos aquello que podamos imaginar. Es necesario modernizarse y trabajar para que la gente abra el corazón. Abrir el corazón es el primer paso para sentir el alma. Y sentir el alma es el primer paso para iniciar el camino espiritual.


Pero la gente necesita alegría, dinamismo, entusiasmo. El mundo necesita alegría, risas, no seriedad. Si dejamos que la gente entre directamente a buscar el estado meditativo, entra con todos sus conflictos personales. Esto impide la conexión con los planos espirituales. No podemos percibir a Dios donde hay confusión, rencor, desesperación. Pero donde hay alegría, allí se manifiesta. La juventud tiene en su mano el poder del cambio. Hay que atraer a los jóvenes al Yoga y para eso hay que seducirlos. Pero no seducimos a la gente con Kapalabhati. 


La danza, la música, la risa, el juego seducen y conectan al ser humano con las emociones elevadas. En ese estado, la meditación se convierte en la guinda del pastel. Por eso, en Witryh utilizamos preámbulos para entrar en la meditación. Utilizamos la danza y todo aquello que despierte alegría, porque la alegría abre el corazón. De esta forma, las personas llegan a la meditación con el corazón abierto, henchido de gozo. 


Entonces el alma se manifiesta, se sobrepone por encima del ego y sus pasiones y sus conflictos. Es entonces cuando podemos entrar al silencio amoroso y alegre. Entonces la meditación se convierte en una celebración, en una fiesta de autoconocimiento y éxtasis amoroso hacia Dios.


Los yoguis debemos ser ejemplos para la sociedad, puntos de referencia de armonía, consciencia y felicidad. Un espejo en el que todos los seres humanos puedan ver el conocimiento que está escrito en cada uno de nosotros.


Porque, como decía Richard Bach: Aprender es descubrir lo que ya sabes. Actuar es demostrar que lo sabes. Enseñar es recordarles a los demás que saben tanto como tú. 


Muchas gracias


Om Shanti