Desde que fuera descubierto en el año 1999, el yacimiento de Castillejo del Bonete (Terrinches) no ha cesado de ser fuente de interesantes descubrimientos, sobre todo desde que en 2014 fuera declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Se trata de un conjunto de túmulos prehistóricos que datan del año 2000 a.C. que era utilizado como lugar de enterramientos. Galerías subterráneas, fósiles marinos y restos humanos son sólo algunos de los hallazgos que se han producido, lo cual sirve para arrojar luz sobre cómo era la vida de estos antepasados. Además, pronto les pondremos rostro, el rostro de Luciano, que está siendo reconstruido de manera fidedigna, mediante técnicas 3D, y será la primera reconstrucción de un castellano-manchego prehistórico, algo en lo que el Ayuntamiento de Terrinches es pionero. De todo ello hemos hablado con Luis Benítez de Lugo, director de las excavaciones arqueológicas en este yacimiento y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.
¿Qué es el Castillejo del Bonete?
Es un conjunto de túmulos prehistóricos muy grandes, de 25 metros de diámetro, construidos aproximadamente en el año 2000 a.C., que tuvieron una función de monumentalizar, hacer visible algo que aquella gente quería contar a los que vivían alrededor de ese territorio. No quiero decir que es un túmulo funerario ni un cementerio. Es un lugar con una fuerte carga simbólica y pretendía mostrar a la gente que venía desde el sur que este territorio era suyo. Y como no había notarios en la antigüedad, utilizaban los túmulos, los dólmenes o los menhires para decir que esa tierra era suya y lo atestiguaban diciendo que sus muertos estaban allí desde hacía muchas generaciones. De hecho, hay gente enterrada en Castillejo del Bonete 800 años lo cual puede dar lugar a pensar que hay mucha gente enterrada pero no, no llegan a veinte los que hay allí enterrados. Debió ser un lugar al que poca gente tenía acceso a ser enterrada.
Y la siguiente pregunta sería qué tipo de gente era a la que se enterraba en este sitio que era como un gran monumento. Eran gente que tenía objetos de prestigio y eran enterrados con ellos aun siendo objetos de mucho valor en aquella época. Por ejemplo, unas piezas metálicas en el inicio de la Edad del Cobre, donde había muy pocos metales disponibles. Pero también hay adornos de marfil o cuentas de madera fósil. Y junto a ello encontramos recipientes de cerámica que sirvieron para hacer banquetes y rituales y restos de su comida como una pata de cordero o algo de cerdo.
De estos hallazgos también habéis podido deducir sobre la movilidad de las personas en aquella época…
Sí, porque no sólo era enterrada aquí la gente de la zona. Hemos encontrado testimonios en los huesos de una difunta, que precisamente es la que tenía botones de marfil debajo de su clavícula, es decir, que llevaba una especie de túnica abrochada debajo de la clavícula, que evidencian que se alimentó durante gran parte de su vida con proteína marina. Esto en La Mancha no es posible, por lo que debió ser una mujer que vino aquí y murió aquí. Era joven, de unos treinta años, y está enterrada junto a un varón algo mayor que ella. Hay que recordar que se está descubriendo que las mujeres a lo largo de la Prehistoria han servido para posibilitar el intercambio genético y por lo tanto el enriquecimiento de las comunidades desde el punto de vista genético.
¿Qué más se puede destacar de los hallazgos realizados?
Hemos encontrado dos estelas funerarias que son una especie de piedras que se ponen en las cabeceras de las tumbas para señalarlas y hemos detectado que tienen unas conchas fósiles de un bivalvo, de la época de los dinosaurios, que quedó fosilizado en unas rocas y lo curioso es que las rocas no son de Castillejo del Bonete, sino que la tumba ha sido decorada con un objeto que procede de lejos. Estamos buscando ahora dónde está el afloramiento biológico que tienen esos fósiles y esas piedras.
También estos túmulos han sido calificados como templos solares…
Sí, lo ha calificado así el Instituto de Astrofísica de Canarias porque buena parte de sus túmulos están orientados astronómicamente al Solsticio de Invierno. Esto significa que esta gente miraba las estrellas, estaban muy en contacto con la naturaleza y todo estaba sacralizado. Por ejemplo, si había un remolino de viento pensaban que era un mensaje de los espíritus o si se caían las hojas de los árboles pasaba igual. Con eso también marcaron el origen de las principales festividades religiosas que tenemos hoy en día.
¿Desde cuándo lleváis trabajando en este lugar?
Castillejo del Bonete lo descubrí en 1999. Las primeras excavaciones arqueológicas las realizamos en 2003 y cada año hemos realizado campañas pequeñas de investigación y conservación. Desde 2014 la Junta se ha implicado mucho y nos concede una ayuda para realizar proyectos de investigación. Antes estas ayudas no se concedían por, entre otras cosas, porque Castillejo del Bonete no era Bien de Interés Cultural, que lo es desde 2014.
¿Para qué sirven estos trabajos que se están haciendo?
Los arqueólogos no trabajamos por deleite personal ni por una cuestión hedonista. Lo que perseguimos es reconstruir procesos de vida y la historia de nuestros antepasados para usarlo como herramienta útil para el presente. Porque la gente que es culta y tiene datos para decidir adónde va es más libre. Y en este sentido trabajamos, para poner nuestro conocimiento al servicio de la sociedad. Hacemos publicaciones, conferencias, jornadas de puertas abiertas… Y también lo que hacemos es importante para disminuir el paro, sobre todo en una zona como el Campo de Montiel, que está muy deprimida, y donde especialmente el paro femenino es un factor que lastra muchísimo a este tipo de comunidades. A través de los planes de empleo de la Diputación de Ciudad Real o la Junta de Comunidades de Castila-La Mancha que hemos hecho en Castillejo del Bonete hemos tenido a mujeres trabajando que se han sentido útiles al encontrar la vida de sus antepasados y han estado súper motivadas. Y lo mismo ocurre con los jóvenes. Así que la arqueología sirve al desarrollo rural y endógeno de estas zonas deprimidas y especialmente es útil para aquellos colectivos como mujeres y jóvenes que tienen grandes dificultades para incorporarse al mundo laboral.
¿Por qué consideras que este monumento prehistórico es único?
Se debe a que normalmente los arqueólogos, cuando encontramos construcciones y yacimientos, hay otros parecidos a los que encontramos. Trabajamos por analogías. Pero en el caso de Castillejo del Bonete no hay nada igual en cuanto a arquitectura. Estos túmulos que están unidos a pasillos subterráneos por otros túmulos construidos sobre una cueva natural articulada para albergar el mensaje de los muertos y el linaje de los antepasados no se conocía en toda nuestra provincia ni en toda la Península Ibérica. Estamos en la Edad del Bronce y del Cobre, Prehistoria, donde estas cosas están sucediendo en el continente con construcciones como el Stonehenge y otros monumentos megalíticos, y Castillejo del Bonete está dentro de esa cultura pero, en cuanto a la forma, los monumentos ingleses tienen unas peculiaridades, los del Algarve portugués tienen otras y en el sur de la meseta no se conocía nada de este tipo.
Se va a presentar en breve el rostro de Luciano, el antepasado manchego. ¿Qué puedes adelantar?
En Castillejo del Bonete estamos encontrando individuos que fueron introducidos en la cueva que hay debajo de los túmulos por unos corredores muy angostos. Había que entrar a gatas y arrastrando al difunto. Una vez dejaban a los muertos allí lo ornamentaban con unas cerámicas y hacían una especie de pequeño enterramiento porque no había tierra ni posibilidad de hacer un hoyo porque eso es roca. De uno de estos muertos que hemos encontrado, un varón, hemos hecho el análisis antropológico de cómo eran las inserciones de los músculos en los huesos de su cara y hemos podido saber cómo era su cara. A partir del cráneo y de la calavera hemos podido reconstruir su rostro. Así que hemos hecho una réplica con una impresora 3D del cráneo y sobre ese cráneo estamos aplicando tejidos blandos y color para darle una textura humanizada. El rostro resultante va a ser la primera reconstrucción de un castellano-manchego prehistórico. Para que nos hagamos una idea en el Museo Arqueológico Nacional se acaba de presentar una reconstrucción de un egipcio. Quiero decir con esto que son escasas las veces que esto se ha hecho en España. El Ayuntamiento de Terrinches es pionero en esta clase de investigaciones, no sólo en la provincia de Ciudad Real sino en Castilla-La Mancha y en toda España. Y en Terrinches nos han pedido que a esta reconstrucción le llamemos Luciano en honor a su patrona, que es Nuestra Señora de Luciana, y en el pueblo hay muchos Lucianos. Es la recreación fidedigna, a partir de los huesos de una cara encontrada en Castillejo del Bonete, de un antepasado prehistórico.