domingo, 19 de mayo de 2024, 02:01

“Si los niños se sienten seguros, pueden tomar riesgos, hacer preguntas, cometer errores, aprender a confiar, compartir sus sentimientos y crecer"

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El pasado viernes 10 de Marzo, tuve el placer de compartir mi experiencia como arteterapeuta y acompañante de procesos de expresión a través de la pintura y la arcilla con un grupo de madres, padres y profesores de Valdepeñas.


En la charla hablamos de cómo acompañar las creaciones de los niños sin juzgarlas, para de ese modo favorecer la expresión genuina que nace de las vivencias personales y permite drenar aquellas que son dolorosas o causan frustración, pero también esas otras que les hicieron felices, les impresionaron, etc.


Partiendo de los descubrimientos de Arno Stern y posteriormente del estudio del desarrollo psicomotor del niño de 0 a 3 años llevado a cabo por la Dra. Bettina Egger que relaciona la aparición de las formas arquetípicas del dibujo infantil con c los logros psicomotrices del niño en esta etapa. Hemos desarrollado un método basado en tres pilares fundamentales, respeto, apoyo y acompañamiento: Se trabaja fundamentalmente la “Presencia” del adulto que acompaña el proceso y se practica la mirada sin juicios ni expectativas hacia la producción plástica de los niños.


En los últimos años, además de atender mi consulta como arteterapeuta en Ciudad real, a la formación de arteterapeutas en Madrid y Barcelona. Me dedico a la formación de personas (Padres, maestros, educadores,…)interesadas en conocer y aplicar en su ámbito laboral o familiar este método de acompañamiento de procesos expresivos y creativos. También imparto charlas en colegios, asociaciones, bibliotecas, etc. con el fin de acercar esta forma de acompañar los dibujos y otras creaciones artísticas de los niños, convencida como estoy de que la mayoría de padres y maestros no lo hacen así por desconocimiento y a aclarar la confusión que hay en cuanto a la actividad plástica como forma de expresión y el uso del dibujo para trabajar la psicomotricidad fina en el niño (rellenar un circulo con un color, sin salirse) que a menudo acaba con el deseo de pintar y por tanto con este incomparable lenguaje plástico con el que el niño puede expresarse cuando el lenguaje verbal ( aun no suficientemente desarrollado) no se lo permite. 

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