jueves, 28 de marzo de 2024, 18:39

¿Y cómo de antiguo es el yoga?

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Hay gente que dice: “Si quieres conocer el Yoga, tienes que ir a la India”. Casi todo el mundo asocia el Yoga a la India. Es el país de los yoguis. En la India, todo el mundo sabe lo que es el Yoga. Todo el mundo ha estado alguna vez cerca del Yoga. De hecho, aunque el Yoga es uno de los múltiples sistemas filosóficos que existen en India, todos los otros sistemas acogen el Yoga como vía de purificación y de expansión de la consciencia. 


Pero, ¿es el Yoga originario de la India, realmente? 


En la primera mitad del siglo XX, arqueólogos británicos encontraron las ruinas del imperio del Indo. Mohenjo-Daro y Harappa eran las ciudades principales que dieron nombre a una civilización increíblemente avanzada que existió en la zona del río Indo, desde el 3000 a. C., y probablemente, incluso anterior, hasta la invasión de los arios. Hasta su descubrimiento, la teoría dominante es que cuando los arios llegaron a la India, alrededor del 1500 a.C. encontraron pequeños poblados salvajes, con una cultura muy primitiva. 


Pero Mohenjo-Daro cambió esta idea drásticamente, porque lo que se encontraron los arqueólogos allí fueron los restos de una sociedad muy sofisticada y evolucionada. Con calles alcantarilladas, perfectamente construidas, las ciudades del imperio Harappiano tenían las industrias en las afueras, siempre en la dirección en la que el viento no llevara hacia la ciudad los humos provenientes de las fábricas. El puerto de Lothal era increíblemente grande, profundo y bien diseñado, permitiendo que el imperio tuviera un comercio muy desarrollado con todo el mundo conocido. En los restos humanos encontrados en las ciudades se encuentran caracteres mediterráneos, mongoloides, africanos, australoides, alpino-mediterráneos y de las poblaciones autóctonas, llamados drávidas. Se estima que el imperio entero llegó a tener 5 millones de habitantes. 


Con muestras de una artesanía muy rica y de una sociedad igualitaria en la que la mujer no estaba en absoluto subordinada al hombre, las ciudades se agrupaban en torno a un gran baño, sin que existan palacios, ni desigualdades sociales en los barrios y en las casas, aunque si indicios de una institución religiosa. 


Si me extiendo tanto hablando de Mohenjo-Daro y el imperio Harappiano es porque allí encontramos unos de los primeros indicios del Yoga (hay otros aún más antiguos): sellos representando una figura sentada en la postura del loto, con los atributos del Señor Shiva, figura mítica considerada en la India como el creador del Yoga, el primer yogui, meditador eterno y que en la mitología hindú encarna el aspecto transformador de la Tríada Divina. 


Para los hindúes, éste es el origen del Yoga. Esta cultura igualitaria, próspera y respetuosa con su medio se considera el lugar de nacimiento del Yoga. Muy posteriormente, el Yoga se sistematizó y se convirtió en un sistema filosófico y en un camino de 8 pasos, del cual hablaremos otro día. 


Sin embargo, una investigación más amplia y minuciosa nos muestra que el culto espiritual que se detecta en el imperio de Mohenjo-Daro, estaba muy extendido por todo el Mediterráneo. Y que las diferentes corrientes espirituales de las diversas culturas de aquellos tiempos y anteriores, compartían muchos elementos, tanto en la naciente Europa, como en Asia y en el norte de África. 


Y si bien estamos casi todos de acuerdo en que, con mucha probabilidad, el origen de las posturas de Yoga sea la danza egipcia, la verdadera esencia del Yoga es mucho más antigua. 


El Yoga es tan antiguo como la Humanidad, porque el Yoga es el camino para conectar con Dios, para conectar con el propio Dios que está en ti. Y el anhelo de conectar con lo más sublime que hay en nosotros, de sentir lo transcendente es la esencia de todos los caminos espirituales. Y la espiritualidad es tan vieja como la Humanidad. 


La búsqueda de esa conexión con nuestra verdadera naturaleza, el alma eterna y divina es la verdadera esencia del Yoga.


Y aunque el Yoga se haya enriquecido en la India con un lenguaje sagrado, el sánscrito, y haya recogido las posturas y las danzas de los bailes de celebración y adoración a la Divinidad, y haya recopilado la gran diversidad de técnicas del Tantra; y aunque la India nos haya regalado grandísimos maestros, almas sabias que nos han mostrado el camino y han vuelto a extender la ciencia del Yoga por el mundo entero; aún así digo, el Yoga es patrimonio de la Humanidad. Así que, cuando la Unesco lo ha declarado el 1 de diciembre de 2016 como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, no ha hecho más que devolver el Yoga a su sitio.

4 Comentarios

1

vaya! no sabia que el diario de Valdepeñas era tan interesante.. tendré que pensar en suscribirme. Gracias por esta aportación tan amena y clarificadora.

escrito por Amir 09/mar/17    14:42
2

Gracias Naya por tu colaboración y capacidad de poner en pocas líneas la esencia y la Historia del Yoga. Abrazote

escrito por Yojan Albertoni 16/feb/17    10:47
3

Gracias Naya por tu colaboración y capacidad de poner en pocas líneas la esencia y la Historia del Yoga. Abrazote

escrito por Yojan Albertoni 16/feb/17    10:47
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Gracias Naya por tu colaboración y capacidad de poner en pocas líneas la esencia y la Historia del Yoga. Abrazote

escrito por Yojan Albertoni 16/feb/17    10:47

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