
En familia aprendiste a solfear y a tocar el piano con pulcritud, para luego a una inmensa juventud enseñarle a musicar y cantar.
Tu jubilación no fue descansar, pues te dedicaste con prontitud a llevar la coral con rectitud para lograr sus notas sin fallar.
Ahora tus exalumnos podremos percibir bellos ecos celestiales cuando al inmensomanto azul miremos.
Y es que tus enseñanzas presenciales desde ese etéreo mundo escucharemos brillando tus dotes excepcionales.
***** (Soneto) |