viernes, 29 de marzo de 2024, 13:10

Liberalismo progresista

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Se nos quiere hacer entender que el espectro político actual está lleno de “liberales” y eso no es así. En la época de la Reforma del siglo XVI, la Iglesia y el Estado empezaron a separarse. En Inglaterra no se dejaban influir por los designios vaticanos, y un gobierno reformista tomó un papel más activo en la administración del Estado.



La irrupción de la imprenta y el avance de ideas más nacionalistas en la población, fueron precursores del final del feudalismo junto con un reconocimiento legal del derecho basado en las costumbres, que se contagió hasta en Estados Unidos (Derecho Consuetudinario).



La aparición de la gran industria, no solo provocó el inicio del éxodo del campo hacia las grandes fábricas; muy visible en el siglo XIX, sino que se alumbraron opciones políticas preocupadas por la protección de los trabajadores y sectores sin regulación como el trabajo infantil.



Los progresistas promulgaron leyes más justas, en EE.UU Wilson y Franklin Roosevelt y más recientemente Lyndon Johnson en pleno siglo XX.



Los derechos civiles en pro de la igualdad de los seres humanos, favorecieron acciones determinantes para acabar con discriminaciones y favoreciendo la protección de los trabajadores.



No fueron los marxistas los que se ocuparon de mejorar a las clases sociales más humildes, dejando un cruel recuerdo de guerras y destrucción en Rusia , España y centro Europa…



En 1920 Wilson ratificó el derecho del voto para las mujeres y en 1964 Lyndon Johnson permitió el Acta de los Derechos Civiles, que facilitó a todos, la protección del voto e igualdad de acceso a las instituciones públicas.



El liberalismo progresista consagró a Barack Obama (USA) como su máximo representante. La reforma del servicio de salud en 2010 ha sido entendida como un logro típico de los liberales progresistas de Estados Unidos, en un país muy industrializado donde habían fracasado las políticas “del dejar hacer - laissez faire- de la administración Bush.



El ascenso al poder de Obama se pensó, ¡por fin!, que había vuelto un liberalismo progresista como “tercer camino” entre las políticas tradicionales de la izquierda y la derecha, que ya se habrían paso en Australia y Gran Bretaña.



Europa ya no mira hacia la izquierda dura y pura. Fórmulas fallidas parece que vislumbran posiciones de centro, donde nuevos partidos como el C.S.D (Contigo somos Democracia) intenta ocupar su puesto progresista y europeísta, con valores donde se promulga la igualdad y la justicia, que no es exclusiva de aquellos que cuando toman el poder hacen lo contrario.



Ciudadanos inició su andadura en clave socialdemócrata, pero luego cambió todo su ideario sin contar con sus bases y ahora es difícil encontrar la diferencia con el partido popular. Predomina el desprestigio de “aparatos” sin base.


Difíciles perspectivas cuando se eligen posturas de aquellos “que no cuentan con la ciudadanía” y parece que, acobardados por la fortaleza de contrarios, se conforman con estar “sin posibilidad de cambiar nada.