jueves, 25 de abril de 2024, 19:31

El Convento de los Padres Trinitarios y la capilla de Nuestro Padre Jesús, un tesoro de arte e historia en Valdepeñas

|


Entre los muchos rincones que guarda Valdepeñas para visitar, uno de los que más historia atesora es la Plazoleta del Convento de los Padres Trinitarios. Una historia que muchos valdepeñeros desconocerán a pesar de haber pisado sus piedras y paseado sus fuentes cientos de veces. Además, la Iglesia del Convento encierra en su interior un auténtico tesoro, una capilla en la que se pueden apreciar unas de las pocas pinturas murales barrocas que existen en la provincia de Ciudad Real y en Castilla-La Mancha.


Y es que el origen de este convento está en el año 1594 cuando la Orden Trinitaria, por iniciativa del Marqués de Santa Cruz y el fraile trinitario Juan de Dueñas, deciden instalar el primer convento en la Plaza de San Nicasio, que posteriormente San Juan Bautista de la Concepción convirtió en la primera casa de la Descalcez Trinitaria. Sin embargo, éste se situaba en las afueras de Valdepeñas, en un lugar insalubre cerca de la Veguilla, por lo que los frailes enfermaban a menudo, y se decide trasladar el convento a su actual ubicación. La actual iglesia, perteneciente al convento fundado en 1596 por San Juan Bautista de la Concepción, se levanta entre 1615 y 1632.


La historia avanza hasta que en 1680 tuvo lugar un asedio por parte de tropas musulmanas en la plaza española de La Mámora, al norte de África. Es entonces cuando los Padres Trinitarios tienen por objetivo la redención de los cristianos y, con ellos, rescatan todas las imágenes y pinturas que encuentran a su paso. Entre esas imágenes se encuentra una de Jesús Nazareno, de la que se hacen copias y una de ellas llega a Valdepeñas en 1692, adquiriendo el nombre de Jesús Nazareno Rescatado. 


Es entonces, 1698, cuando se comienza a construir la actual capilla de Nuestro Padre Jesús, que se puede visitar dentro de la Iglesia de los Trinitarios, cuyas obras finalizan en 1712. Su riqueza artística radica en las pinturas murales, realizadas mediante la técnica pictórica de pintura al seco, cuya autoría se atribuye a algún miembro de la escuela italiana, influenciado por el Marqués de Santa Cruz, que había pintado también el Palacio de El Viso del Marqués.


La iconografía de las pinturas que allí encontramos hacen referencia a la redención trinitaria de la batalla de La Mámora y al Marqués de Santa Cruz. En el techo está representada la resurrección de Jesucristo y en la cúpula, la Santísima Trinidad. Además, en la parte baja de la capilla se pueden apreciar volutas y vegetales además de imitación a mármoles.


La estructura de esta capilla es de cruz latina con dos naves laterales y con una bóveda de media naranja acabada en una linterna. Los laterales de la capilla tienen acceso al camarín en el que se ubica la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado.


El estado de conservación de las pinturas presenta grietas, humedad, repintes, lagunas, suciedad o desprendimientos, por lo que es necesaria una intervención de rehabilitación y recuperación. Algo que ya está proyectado y que el Ayuntamiento de Valdepeñas acometerá en la presente legislatura.


Además de esta capilla, el visitante puede admirar la nueva iglesia, de un estilo perteneciente al barroco madrileño. Su fachada sigue la misma línea de la Iglesia de la Encarnación de Madrid y en ella se puede apreciar una escultura de San Juan Bautista, obra del escultor valdepeñero José Lillo Galiani, que da la bienvenida a todos los que se acercan hasta el Convento.


(Información facilitada por los Servicios Culturales del Ayuntamiento de Valdepeñas)