viernes, 19 de abril de 2024, 13:02

Luis Carlos Ramírez: "Valdepeñas me ha dado la seguridad de tener unas raíces y una esencia que todos deberíamos tener"

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Ciudad en la que ha desarrollado su exitosa carrera en medios destacados del panorama nacional como Radio Nacional de España y donde ha tenido la suerte de asistir al desarrollo y al cambio social que ha vivido este país desde la dictadura a la actualidad pasando por toda la Transición. Por todo ello, le hemos entrevistado.


¿Cómo se siente ante este nombramiento como Valdepeñero Ausente?


Muy agradecido y sorprendido porque prácticamente nunca me he sentido ausente de la ciudad de la que salí hace muchos años para completar mi formación educativa. En los años 70 no había ni facultades ni libertad. Había una dictadura y no había facultades en las grandes ciudades como ahora. Pero siempre me he mantenido rodeado de gente, de mi familia, que me han hecho no perder el vínculo ni las raíces con Valdepeñas.


¿Qué significa este nombramiento para usted?


Un orgullo. Al fin y al cabo lo que necesitamos los periodistas es contar la realidad como se está produciendo. Es un oficio necesario, ya no el cuarto poder, para que los ciudadanos tengan una visión real, no sólo de la política, sino de la vida.


También hace unas semanas la asociación de vecinos de la Zona Centro le hizo un homenaje. ¿Son estos reconocimientos como frutos que está recogiendo después del trabajo de toda su vida?


Siempre es verdad que los reconocimientos vienen casi al final de haber desarrollado una vida profesional, de la que aún me queda algún tiempo. Y siempre son gratos cuando tienes mucha más experiencia, mucho más poso para analizar las cosas, y un poco de recorrido profesional dentro del periodismo en este caso, pero también es el caso de otros profesionales que se han dedicado a la docencia, a la investigación, y a otras actividades. O de otros personajes anónimos que han ido llevando el nombre de Valdepeñas allá por donde han ido y que no son tan conocidos ni reconocidos en este momento.


¿En qué momento decide marcharse de Valdepeñas?


En realidad soy un "valdepeñero ausente" voluntario porque tuve que salir en aquella época porque la formación universitaria no permitía en aquella época ir a estudiar a Ciudad Real ni a otro entorno cercano, ya que no había autonomías. Y el periodismo entonces sólo se estudiaba en Madrid o Barcelona y en alguna otra gran capital. Mi padre me inculcó una curiosidad importante por la radio, yo tenía 9 años, y me impactó la muerte de un personaje como Kennedy. Mi padre me dijo que aquel asesinato era muy grave y muy preocupante para el mundo. A partir de aquel momento sentí una curiosidad tremenda por las noticias y por lo que ocurría alrededor, no sólo en Valdepeñas. Aquello lo tenía en el subconsciente y cuando tuve capacidad de decidir me decanté por el periodismo a ver qué ocurría. Tuve la suerte de  inaugurar la facultad de Ciencias de la Información y de pertenecer a la primera promoción. En aquella época no había tantas dificultades para encontrar un trabajo. No como ocurre ahora con tantos jóvenes que vergonzosamente se tienen que ir fuera a pesar de tener un talento mucho mayor que el de nosotros.Comencé a trabajar nada más acabar la carrera. Hubo una prueba de fuego cuando se produjo el asesinato de dos personajes de aquella época, como el almirante Carrero Blanco y el asesinato de Salvador Allende inducido por otro dictador como Pinochet. Fueron dos sucesos que me tocaron vivir en dos medios de la época, el diario Informaciones, que es el antecesor de lo que hoy es El País, y La Voz de Madrid. Ahí hice carrera, sobre todo un periodismo especializado en el Parlamento, y donde tuve la gran suerte de ver la gran transformación que ha sufrido este país. No había derecho de voto, los ciudadanos no podían manifestarse, cerraban periódicos, censuraban libros y películas, se encarcelaba a vagabundos y a los homosexuales por una ley de vagos y maleantes. No existía el derecho al aborto, ni siquiera el derecho al divorcio. Y las mujeres tenían que pedir permiso a los maridos para abrir una simple cuenta en el banco. No existían autovías ni autopistas ni la gran velocidad. Esa fue la gran transformación que vino a raíz de aprobarse la Constitución en el año 1978 y que yo tuve la gran suerte de vivir de cerca.


¿Cómo ha cambiado el periodismo en estos años?


Cuantitamente a mejor porque ha habido una explosión de medios digitales y de medios audiovisuales. Cualitativamente, es una de las profesiones a las que más afecta la crisis con el paro y la precariedad laboral. Es preocupante. También preocupa la concentración de medios. Ahora mismo, dos grupos como Mediaset y Atresmedia, tienen el 80% de la publicidad de este país y el 70% de la audiencia. También Telefónica tiene el 80% en la televisión de este país. Esa concentración afecta negativamente a la pluralidad en los medios.


¿Qué recuerdos tiene de Valdepeñas en su niñez?


Recuerdo que era una ciudad tranquila, con veranos muy calurosos, no había coches por las calles y los chavales podíamos jugar tranquilamente en la calle. Y podías ir caminando o en bicicleta a todos los sitios, sin semáforos y sin agobios. Y luego tenía una devoción por aquel primor con el que nuestras madres y nuestras familias, los dueños de todas las casas, encalaban o enjalbegaban las paredes para quitar los desconchones que nosotros hacíamos jugando con la pelota. Y olía también a geranios, que era una de las flores maravillosas que había en el patio de mi casa. Otra de las cosas que también recuerdo es que había muchos árboles. Por ejemplo en la calle Ancha había un maravilloso bulevar con árboles donde uno podía cobijarse tranquilamente.


¿Qué te ha dado Valdepeñas a lo largo de tu vida?


Sobre todo, la seguridad de tener unas raíces y una esencia que todos deberíamos tener. Una identidad de ciudad pequeña, bueno, no tan pequeña, mediana, grande, casi grande, que no tienen esa identidad los habitantes de las grandes ciudades donde las relaciones son más superficiales  o incluso no existen.En los pueblos sí. Esa relación de amistad, de camaradería, de cariño, que se mantienen a lo largo de los años y perduran en el tiempo. Eso es un patrimonio que yo tengo cuando voy a Valdepeñas o a cualquier otro pueblo manchego.


¿Quiere añadir algo más?


Solamente agradecer a los colegas que se han acordado de un cronista de la realidad para ser protagonista aunque sea por un día en mi tierra, a la que voy a seguir queriendo y amando hasta el final de mis días.

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